Textos claves: (Ef.1:20-23) (Ro.8:37-39)
(Is.60:1,2)
UNIDOS CON CRISTO
La unión que
tenemos con Cristo es tan real que las decisiones que tomamos las hacernos en su
presencia. En 2 Co.2:10 Pablo toma la decisión de perdonar al hombre que había
sido apartado de la iglesia por inmoralidad; y esa decisión, dice él, la ha
tomado “en presencia de Cristo”. “Y al
que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si
algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo”.
Comparar con 1
Co.5:1-13.
Pablo actúa en este
caso en base a su unidad espiritual con Cristo, “siendo un espíritu con él”
(1Co.6:17). Primero para juzgar la acción, y más tarde para perdonar. Y todo
ello con el fin de que el diablo no saque ventaja de la situación, “para
que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus
maquinaciones” (2 Co.2:11). Y por
otro lado, para que la persona (ya arrepentida) no sea consumida por la
tristeza. “Le
basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al
contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea
consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis
el amor para con él” (2 Co.2:6-8). Este
es un ejemplo claro de autoridad espiritual que surge de la unión con Jesús.
RESULTADOS DE ESA
UNION
1. Hemos recibido
autoridad espiritual. “Y cuál
la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según
la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo,
resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares
celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y
señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino
también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y
lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es
su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef.1:20-23). Es
una autoridad espiritual para actuar en el mundo espiritual, con resultados
prácticos en las circunstancias. Al ser unidos a Cristo, la Cabeza, hemos sido
unidos al que está por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio; y
por encima de todo nombre que se nombra. Estamos juntos con él en lugares
celestiales de autoridad. “Y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús” (Ef. 2:6).
Pablo lo hizo en
Corinto. Prohibió (juzgó) la inmoralidad en un acto de autoridad espiritual.
“En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi
espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea
entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea
salvo en el día del Señor Jesús... Porque a los que están fuera, Dios juzgará.
Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (1 Co.5:4,5,13).
Luego la situación cambió y desató (permitió) el perdón y la restauración de
la persona. “Le
basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al
contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea
consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis
el amor para con él. Porque también para este fin os escribí, para
tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que
vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo
he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,
para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no
ignoramos sus maquinaciones” (2 Co.2:6-11).
Todo este suceso fue seguido y ratificado por el cielo. De esa forma se impidió
al diablo sacar provecho y perturbar a la iglesia en Corinto.
Por eso, Jesús les
dijo a sus discípulos, en el contexto de la armonía entre los hermanos en las
congregaciones: “Todo lo que atéis (prohibáis) en la tierra, será atado
(prohibido) en el cielo, y todo lo que desatéis (permitáis) en la tierra, será
desatado (permitido) en el cielo” (Mateo 18:18). No debemos extralimitarnos
llevando esta verdad a extremismos. Algunos, dice la carta de
Judas, “blasfeman de las potestades superiores” (Judas 8).
2. Somos hechos más
que vencedores. “Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos
amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro.8:37-39).
De nuestra unión
con Cristo brota una vida victoriosa plena, que nos mantiene unidos a él, en
medio de cualquier adversidad. Somos más que vencedores en
tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada, la
muerte, la vida, ángeles, principados, lo presente, lo por venir, los poderes
espirituales, lo alto, lo profundo, todas las cosas creadas. Nada de todo ello
nos puede apartar de nuestra fusión con Cristo. Somos indisolubles,
inseparables.
Su victoria es la nuestra; Su triunfo es el nuestro. “Mas
gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor
Jesucristo. Así que, hermanos
míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Co.15:57,58).
“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en
Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su
conocimiento” (2 Co.2:14).
“Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de
vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los
pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col.2:15).
Jesús triunfo sobre las potestades de las tinieblas
en la cruz del Calvario y nosotros hemos sido unidos con él en la cruz, en la
muerte, la resurrección y la exaltación, por tanto somos coparticipes de su
triunfo y su victoria para vivir lejos del dominio de Satanás.
Somos
más que vencedores del ambiente
y la influencia de falsos profetas y el espíritu del anticristo. “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son
de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En
esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha
venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del
anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el
mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido;
porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”
(1
Jn.4:1-4).
Somos más que vencedores sobre los esquemas y estructuras de este
mundo. “Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al
mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Jn.5:4,5).
Algunos de estos esquemas y estructuras que nos rodean son: humanismo,
materialismo, consumismo, religiosidad, paganismo, autosuficiencia, indolencia,
conformismo, desilusión, desánimo, pasividad (apatía), difamación, negativismo,
inmoralidad, temor...
CONSECUENCIAS
Porque hemos sido
unidos a Cristo podemos levantarnos en autoridad espiritual y en una vida
victoriosa y triunfante. “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de
JHWH ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la
tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá JHWH, y sobre ti será
vista su gloria” (Is.60:1-2).
El levantamiento de Jesús sobre
todos los poderes de las tinieblas nos ha “imantado”, atraído a él para poder
levantarnos juntamente con él. “Ahora
es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado
fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí
mismo” (Juan, 12:31-32).
Virgilio Zaballos -
ESPAÑA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.