Textos claves: (2 Co.5:21) (Fil.1:11) (Is.60:1)
UNIDOS CON CRISTO
Nuestra unión con
Cristo es la unión con la justicia, porque él es justo, para llevarnos a Dios
(1P.3:18). En 2 Co.6:14-16 se presentan como una unidad del mismo
yugo y la misma asociación la JUSTICIA, la LUZ, a CRISTO, al CREYENTE y al
TEMPLO de Dios. Todo ello forma parte de una fusión plena, y en ella se asocia a
Cristo con la justicia y a ambos con el creyente. La unión de Cristo con el
creyente es tan real, que el apóstol Juan declara: “Cómo él es, así somos
también nosotros en este mundo” (1 Jn. 4:17). Esa unión nos conduce a un
resultado glorioso: somos hechos justos ante Dios.
RESULTADOS DE ESA
UNION
1. Somos hechos
justicia de Dios (2 Co.5:21).
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. No se
trata de un cambio de vestidos, sino de una nueva naturaleza justa; y una
posición ante de Dios de justificación. Somos hechos justos. Se usan diferentes
expresiones en las Escrituras al respecto, veamos: “Siendo justificados
gratuitamente” (Ro.3:24). “Justificados por la fe” (Ro.5:1). “El don de la
justicia” (Ro.5:17). “La justificación de vida” (Ro.5:18). “Fuisteis
justificados en Jesús” (1 Co.6:11). La justicia de Dios en Cristo
nos libera de la conciencia de culpabilidad; somos libres de culpa, como si
nunca hubiéramos pecado. “¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias
de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Heb.9:14).
2. Podemos
gloriamos en Jesús. Ya no somos
miserables pecadores y hombres derrotados; en Jesús recuperamos la gloria
perdida en Adán (Ro.3:23,24). “Y no
sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro
Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación... Tengo, pues, de
qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere” (Ro.5:11 y
15:17). (2
Co.10:17) (Fil.3:3) (2 Ts.1:12).
No tenemos por qué
avergonzarnos de nuestra fe en Jesús y su gloriosa esperanza. “Como
está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el
que creyere en él, no será avergonzado” (Ro.9:33). “Pues la Escritura dice:
Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado” (Ro.10:11). Somos
aroma de justicia para Dios en este mundo. “Porque
para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se
pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos
olor de vida para vida” (2 Co.2:15).
3. Reinamos en vida
por la justicia. “Pues
si por la trasgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida
por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y
del don de la justicia” (Ro.5:17).
El Reino de Dios es
un Reino de justicia, “porque
el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el
Espíritu Santo” (Ro.14:17), que
actúa en este mundo a través de sus hijos hechos justos. Reinar en vida por la
justicia no es para nuestro engreimiento o auto exaltación, sino para honrar al
Señor con nuestras vidas en santidad y honor, glorificar Su Nombre y saber que
fuera de él nada somos. Cristo en nosotros es la esperanza de gloria. Reinar en
vida es entregar todos los miembros de nuestro ser para servir a la justicia y
no a la iniquidad (Rom.6).
CONSECUENCIAS
Nuestra unión con
Cristo nos ha hecho justos, sin culpa, ni condenación; por tanto, podemos y
estamos en posición de levantarnos, llenos de fruto de justicia (Is.60:1)
(Fil.1:11), en una vida triunfante sobre el pecado y el mundo que glorifica a
Dios. Podemos levantarnos para hacer las obras de justicia que Dios ha
preparado para que andemos por ellas (Ef.2:10).
Virgilio Zaballos -
ESPAÑA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.