martes, 29 de noviembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 17 DE NOVIEMBRE



EL GRAN DIA DE SALVACIÓN (Yom Kipur)


“También habló el Señor a Moisés diciendo: 27 a los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida al Señor. 28Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante del Señor vuestro Dios”.


Levítico 23:26-28


Esta convocatoria es un gran día nacional de arrepentimiento y confesión de pecados. Todavía hoy los judíos ortodoxos lo celebran. Antiguamente era en este día que el Sumo sacerdote entraba en el lugar Santísimo y rociaba la sangre del sacrificio sobre el altar propiciatorio. Esto se hacía una sola vez al año y era obligatorio también ayunar.

Jesús completó esto cuando entró en el Lugar Santísimo llevando Su propia sangre por nuestra culpa. Pero esto no significa que nosotros diariamente no necesitemos limpiarnos. Todo lo contrario, Su sangre continúa siendo la fuente donde nosotros continuamente nos lavamos de todo lo que nos ensucia o contamina. Diariamente debemos juzgar nuestros pecados o apartarnos de ellos. Cada vez que el Señor quiere hacer algo nuevo en nuestra vida empieza por permitir que Su Espíritu nos señale cosas que debemos cambiar. Por eso sé rápido en confesar y pedir perdón. Esta es una sensibilidad que todo creyente debe tener para mantener su libertad y continuar adelante.

Cuando resistimos al Espíritu Santo para que nos revele el pecado que hay en nuestra vida, nos secamos. Nos endurecemos y no podemos continuar. Algo se ha interpuesto entre Dios y nosotros y la vida cristiana ha perdido su brillo, su fulgor. Estaremos dispuestos a adquirir el compromiso con el mundo para comprar una paz falsa. El resultado es debilidad y muerte. Pero por medio del arrepentimiento recibimos vida y paz, gozo y victoria.


Ulf Ekman


ORACIÓN:
 Señor, ayúdame para que no vaya poco a poco engañándome a mí mismo y llegue a ser superficial comprometiéndome y siendo obstinado. Ayúdame para vivir cerca de Ti y no persistir en aquello que Tú deseas que yo abandone. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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