DEVOCIONAL DÍA 30 DE OCTUBRE

LA PERFECTA VOLUNTAD DE DIOS

“No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, la cual es buena, perfecta y que le agrada”.

Romanos 12:2 (versión sueca)

Dios tiene verdaderamente una voluntad buena y perfecta para ti y para mí. No es tan mística que nunca se pueda llegar a conocer. No es tan difícil que nunca se llegue a alcanzar, ni tan singular o extrema que no se pueda vivir de acuerdo a ella. Al contrario, podemos descubrirla y vivirla. Podemos probarla y llegar a cumplirla. Aquí Pablo se refiere a la voluntad de Dios como a): buena, b): perfecta, c): agradable. Quiere decirse que no es solamente para que nosotros nos contentemos con la voluntad general de Dios. No, sino que entremos en Su perfecta voluntad para nuestra propia vida. En Romanos 12:1 Pablo dice que presentemos nuestro cuerpo, nuestra vida, como una ofrenda viva a Dios. Es ahí donde comienza. Se inicia entregándonos a Él.

En Romanos 12:2 nos insta a que permitamos que nuestra mente sea renovada. Lo hacemos perseverando en Su palabra y permitiendo que los pensamientos de Dios renueven nuestro entendimiento. No debemos conformarnos o adaptarnos al pensamiento de este mundo, porque este mundo nunca cuenta con Dios, al contrario, el pensamiento más enraizado de este mundo es una continua rebelión contra Dios. Cuando nos libramos de esa rebelión viene a ser mucho más fácil para el Espíritu de Dios guiarnos a toda verdad y revelarnos Su perfecta voluntad para nuestra vida. Él dibuja una imagen en nuestra mente que hace que veamos lo que otros no ven. Nos muestra el modelo, la visión de lo que quiere hacer con nuestra vida. Nos da el material de oración que necesitamos para poder pedir y encontrar la voluntad agradable de Dios para nuestra vida. Y encuentras más de la voluntad de Dios para ti de lo que tú crees. ¡Más de lo que esperas!

Ulf Ekman

ORACIÓN:

Gracias Señor porque diriges mis pasos hacia Tu perfecta, maravillosa y gloriosa voluntad para mi vida. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!