EL PODER DE LA PACIENCIA
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe” Gálatas 5:22.
Todo no sucede en un día. Vivimos en un mundo lleno de tensión, estrés y
exigencia de resultados rápidos. No hay duda que el Señor puede y quiere
hacer mucho. Pero Dios no es estresante. El estrés a menudo es el
resultado de ambiciones y expectativas equivocadas y de temores. Temor, a
que si no aprovecho la oportunidad ahora, nunca más volverá. Pero Dios
guía en paz, no en el estrés:
“…pastoreará suavemente a las recién
paridas” Isaías 40:11.
A quien va a dar a luz una vida no se le debe
estresar porque puede perder la vida que lleva dentro. Muchos han perdido
el gozo abundante de la vida, el brillo y contenido, a causa de las tensiones
y la impaciencia.
Los niños son impacientes. También son bastante egocéntricos. La raíz de la
impaciencia es el egoísmo: “Yo quiero lo que quiero, y ahora”. Estamos
tratando de empujar a Dios a que entre en nuestros planes, pareciendo más
el chico de los recados, al servicio de nuestra carne, que EL
TODOPODEROSO. Pero Dios no se siente presionado por nuestra
impaciencia. Somos nosotros los que debemos retroceder, no Él. Muchas
veces nos hemos perdido lo mejor de Dios por ser impacientes. Agitados
por nuestro
ego, y comparándonos con otros, nos apresuramos a entrar en
algo que Dios nunca había pensado. Él había pensado algo parecido, pero
mucho mejor, para un poco más adelante y con otros y mejores contactos.
Por eso la paciencia es un poder. Es la capacidad de esperar, de no entrar
en pánico cuando los años pasan, de no perder la visión, sabiendo que los
días, semanas y meses pasan, pero al final la tierra dará su cosecha. La
Biblia no tiene parábolas técnicas. La vida no es una máquina de Coca-Cola
donde aparece una botella cuando presiono un botón. La vida está en
continuo crecimiento. Entre la siembra y la siega está la paciencia. Y cuando
el tiempo ha llegado, si no he abandonado, podré recoger mi cosecha.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Padre celestial, tú tienes paciencia conmigo. Dame más
de esa longánima paciencia que hace que no me rinda hasta tener la
cosecha que Tú me quieres dar. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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