domingo, 25 de septiembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 23 DE SEPTIEMBRE


EL DON DE FE


“A otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu” 1ª Corintios 12:9.


Sin duda que Daniel tenía el don de fe. Cuando fue echado en el foso de los leones no hizo como Sansón o David. No peleó hasta matarlos. Pasó la noche con ellos creyendo que a la mañana siguiente saldría del foso sano y salvo. El don de fe comienza a operar en situaciones especiales. Es una extensión y refuerzo de la fe que todos los creyentes ya poseen. Pero en ocasiones especiales, donde se necesita una fe extraordinaria, el don se pone en funcionamiento. Donde otros se ponen inquietos, tú tienes una calma sobrenatural. Donde otros se deprimen tú estás alegre. Donde otros no encuentran solución a los problemas tú sabes que la solución está en camino. Fe es la certeza de lo que no se ve. El don de fe es su máxima expresión, de forma que uno está completamente convencido de algo que casi nadie está convencido. El don de fe te sostiene en medio de las circunstancias más difíciles, los más grandes obstáculos y las más adversas situaciones.

La fe no es pasiva, sino que es segura. No es irrealista, sino que cuenta solamente con una realidad mayor. El don de fe echa grandes montañas al mar y espera grandes señales de Dios. Con el don de fe nada resulta imposible y la respuesta a las oraciones en las situaciones más difíciles se convierte en una claridad evidente. El don de fe no es arrogante, él solo sabe que sabe que Dios es fiel y desea y tiene la facultad de salvar completamente aún cuando todo esté oscuro y sombrío.


Ulf Ekman


ORACIÓN:
Gracias Señor porque Tú respondes a la fe. Gracias porque por medio de este don refuerzas la fe que ya tengo, y porque siempre nos ayudas con lo que necesitamos. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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