jueves, 8 de septiembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 6 DE SEPTEIMBRE



LA CAPACIDAD DE AUTOCONTROLARSE


“Mas el fruto del Espíritu es…. Fidelidad, mansedumbre y dominio propio” Gálatas 5:22-23 (V. de Las Américas).


El dominio propio es el último de los nueve frutos del espíritu. Es como un cinturón que mantiene a todos juntos. Una vez escuché a un predicador decir: “si tienes disciplina en tu vida podrás ganar miles de almas”. Si hay algo que refleje nuestro verdadero carácter, cómo somos realmente y no lo que parecemos, es nuestra medida de autocontrol, de autodisciplina, moderación. ¡Cuántas veces hemos fallado en esto! Y sin embargo, existe el dominio propio como un fruto que puede darse en nuestra vida. Se desarrolla en un ambiente donde las visiones, la palabra profética y una fuerte motivación tienen lugar. Donde la palabra profética es clara, donde Jesús se puede revelar como Él es, ahí surge la motivación para seguirle. Y cuando la motivación es alta es obvio el dominio propio como medio. No como meta, sino como una herramienta para un mejor servicio a Dios.

Por lo tanto, el dominio propio varía según las diferentes personas. Otro puede permitirse hacer cosas que tú no puedes. Tú vas por otro camino. Eso no significa necesariamente que lo que hacen es pecado. Solo que tú das prioridad a algo más alto. Tú vas por otras alturas, conoces otros mundos, escuchas otros tonos. Tú marchas al repique de otros tambores. Sus toques los sientes en tu interior, vienen del cielo. El dominio propio solo es relevante cuando nos dirigimos hacia una meta. José iba camino del trono de Faraón para ver su sueño cumplido, no había lugar para la mujer de Potifar. José huyó de ella. El dominio propio le salvó la vida, pero por causa de ello tuvo que soportar desprecio y burla. También le ayudó para alcanzar la meta de sus sueños y ser para muchas naciones el origen de salvación en el tiempo de hambre y necesidad.

Ulf Ekman


ORACIÓN:
Señor, las pequeñas decisiones de dominio propio que hago hoy, pueden tener consecuencias para mañana. Ayúdame a tomar esas decisiones. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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