miércoles, 28 de septiembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 26 DE SEPTIEMBRE


LAS AFLICCIONES DE CRISTO


“Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación”.

2ª Corintios 1:5


Nadie está exento de problemas, pero en Cristo hay protección y bendición que hacen totalmente distintas las situaciones que si no le tuviéramos; son las aflicciones que se tienen por ellas mismas. Es obvio que la salvación, la bendición y la protección significan algo en este mundo, y no solamente en este. Por medio de la dirección del Espíritu nosotros evitamos mucha angustia. Por medio de la bendición del Pacto tenemos acceso a una enorme riqueza en Cristo Jesús.

Pero al mismo tiempo vienen otros ataques: las aflicciones de Cristo. Por esto debemos ser conscientes y conocer cuáles son las aflicciones de las que como creyentes hemos sido redimidos en base a lo que Jesús hizo por nosotros, y cuáles son las aflicciones que nos encontramos por seguir a Cristo. Muchos creyentes no tienen ningún conocimiento sobre las luchas en el mundo espiritual. Por lo cual, tampoco comprenden qué sucede cuando vienen los ataques. Pablo pedía que orasen por él para ser guardado y que Dios le diera el tener las puertas abiertas para su predicación. En 2ª Timoteo 3:12 dice:”Y también todos lo que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”. Estos ataques vienen tanto del mundo como de los creyentes carnales, y pueden crearnos depresión, soledad, aislamiento y desesperación que desemboquen en la autocompasión y amargura. O por el contrario, Dios puede usarlos para hacer que el creyente se fortalezca aún más.

Pablo dice a Timoteo: “Tú pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2Tim.2:3). Cristo te ayuda en las adversidades. Él te fortalece cuando los demás te desprecian y no te comprenden. Él te guía cuando otros te ponen impedimentos. Te habla cuando otros se alejan de ti. Por lo tanto, nunca huyas de Él sino corre hacia Él.

Ulf Ekman


ORACIÓN:
Gracias Señor, porque existen aflicciones que debo llevar. Muéstrame cuales son y ayúdame a llevarlas por Ti y contigo. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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