martes, 6 de septiembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 5 DE SEPTIEMBRE



EL ESPLENDOR DE LA MANSEDUMBRE SILENCIOSA


“Más el fruto del Espíritu es….fidelidad, mansedumbre y templanza (“dominio propio” V. de Las Américas) Gálatas 5:22-23.


Proverbios 5:1 dice: “La blanda respuesta, quita la ira”. Hay una increíble suavidad y docilidad en la dulzura, es maravillosa. Cuando los adolescentes crecen pueden llegar a ser arrogantes como gallos. Su inseguridad se mezcla con el orgullo y forma una superficie helada y fría. Necesita ser limada con los años de lo contrario la persona terminará en un cautiverio espiritual. La mansedumbre lima las aristas, calma los sentidos, no ve la vida como un campo de competición, no necesita demostrar siempre que va por delante, ni que es el mejor.

La mansedumbre no es un rasgo especial de la personalidad. A menudo se asocia con una clase de personas que son tranquilas, suaves y tal vez un poco cándidas. Pero la mansedumbre como fruto espiritual vine del espíritu del hombre, no de su vida emocional. El ruidoso, el activo, el pintoresco, puede muy bien tener el fruto de la mansedumbre en su vida.

La mansedumbre no es sentimental, sensiblera o buena en general. La bondad a veces es egoísta. No toma partido, cede a las presiones, no quiere confrontación sino que elige el camino más fácil. Cuando está de acuerdo con los demás es tolerante y se convierte en popular. Así no es la mansedumbre de Dios.

La mansedumbre es como la tierna mano de una madre, es una parte del carácter de Dios, y por lo tanto contiene firmeza. Expresa la facultad de calmar los ánimos exaltados, desbloquear la intransigencia y hacer salir del punto muerto de la confrontación.

La mansedumbre de Dios proviene de Su misericordia. No pega al que ya está caído, sino que le cura, une, sana, consuela y fortalece. No apaga el pábilo que humea, sino que en su lugar, afirma las rodillas endebles.


Ulf Ekman


ORACIÓN:
Gracias, oh Dios, por Tu agradable bondad y Tu amorosa misericordia que quita la dureza, la rudeza, la fuerza carnal y la insensibilidad. Gracias porque infundes mansedumbre en mi vida. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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