miércoles, 28 de septiembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 25 DE SEPTIEMBRE


EL DIOS DE TODA CONSOLACIÓN


“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestra tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.

2ª Corintios 1:3-4


El hecho de que creamos en Dios no significa que no vayamos a tener problemas. Pero tampoco significa que no vayamos a tener ayuda. Aquellos a quienes no les gusta la enseñanza bíblica sobre la fe la describen a veces como si se reclamara una existencia libre de problemas. Los problemas y las dificultades vienen, pero esto no significa que no hay victoria en las situaciones y ayuda para salir de ellas.

Jesús es un Jesús vivo que puede salvar eternamente a todos los que vienen a Él. Los cristianos que no quieren asumir que Dios quiere y es capaz de intervenir en nuestras vidas conforme a Su palabra viven en peligro. Las tormentas vienen, pero en ellas está Jesús. A veces no sabemos lo que sucede ni el por qué. Nos sentimos como Pablo, lanzados a las olas tormentosas del Mediterráneo y los días van pasando sin que la tormenta amaine o el rescate se perciba cercano. Sea como fuere, veamos la solución a nuestros problemas o no, Dios sigue siendo Dios. Él no es un Dios lejano que nos observa fríamente. Él se ha acercado a través de Jesucristo, y Él es el Dios de toda consolación. Sea cual fuere la clase de consuelo que yo necesite o cómo y cuánto precise Él lo tiene para mí.

Dios no quiere que yo sea víctima del desánimo o la desesperación. La desesperación es la última consecuencia de la duda. Cuando perdemos la tierra debajo de nuestros pies y todo se hunde en la oscuridad más profunda, entonces Dios nos muestra que Él es el Dios de toda consolación. Nos muestra que Él es nuestra vida, independientemente de la oscuridad que nos rodee. En Su vida tengo yo vida. Cuando yo le tengo no importan mucho las circunstancias. Dios me lleva a través de ellas. En Él vuelve la esperanza de nuevo. En Él, hoy, recibo nuevas fuerzas por medio de Su consolación

Ulf Ekman


ORACIÓN:
Gracias Dios mío, porque Tú me consuelas en todas mis angustias y por el nuevo valor que recibo a través de Ti. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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