jueves, 8 de marzo de 2012

DEVOCIONAL DÍA 6 DE MARZO



¿CÓMO VIENE LA FE?


“Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue”

Juan 4:50


Lo único que puede despertar la fe en la vida de una persona es la Palabra de Dios. En Romanos 10:17 dice:” La fe viene por la predicación, y la predicación en el poder de la Palabra de Cristo” (traducción literal del texto bíblico sueco). Por eso se despertó la fe a la vida en el hombre que tenía un hijo moribundo. Las palabras de Jesús le alcanzaron de lleno en la situación que se encontraba. Estaba desesperado. No se daba por vencido. No permitió que las palabras de advertencia de Jesús le intimidasen. Y mientras continuaba suplicando a Jesús llegaron las palabras liberadoras: “Ve, tu hijo vive”. Era lo único que necesitaba. Ahora tenía una palabra de Jesús en que apoyarse y se fue confiando en ella. De camino a su casa se enteró que la palabra se había cumplido y que su hijo estaba sano.

¿Dónde estaba la clave? En la palabra específica que Jesús le dio. La Biblia está llena de Palabra de Dios: Logotipos de Dios. Pero el Espíritu Santo alumbra justamente esas palabras específicas que tú necesitas. Viene a ser tu logo-rhema. Las dos palabras en griego significan: palabra, pero se suele decir que la palabra rhema es la palabra de Dios específica, la que Dios te habla a ti. Ésta llega después que tú has pedido y buscado a Dios. Se presenta como una certeza o garantía en tu interior. La fe del corazón crece a pesar de lo que digan las circunstancias, y el poder llega proporcionalmente a la necesidad para el cumplimiento de la Palabra.

Fue la palabra de Jesús que devolvió la esperanza a este padre. Fue esa palabra la que le llevó a obedecer y volver a casa. Fue esa palabra la que sanó a su hijo. ¡Él envió su palabra y los sanó! (Salmo 107:20).


Ulf Ekman


ORACIÓN: Gracias Señor, porque una palabra tuya es suficiente. En esta palabra hay todo lo que se necesita para cambiar y hacer todos los milagros que sean necesarios. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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