domingo, 4 de marzo de 2012

DEVOCIONAL DÍA 1 DE MARZO



LA TORMENTA


“Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?”.

Lucas 8:25


Jesús se apartó con los discípulos en diferentes ocasiones. Cada minuto surgía algo que deseaba enseñarles. Más que ninguna otra cosa, quería enseñarles respecto a la fe. La fe abre nuestros ojos de forma que podamos ver las posibilidades del reino de Dios. La fe es la mano que se apodera de las promesas de Dios y en oración se extiende hacia todo lo que hay en el reino de Dios. No es de extrañar entonces que Jesús empleara tanto tiempo para enseñarles respecto al reino de Dios, la oración y la fe.

Esta fe es la fe del corazón. Este tipo de fe cala más profundamente que lo que tímidamente sostiene el intelecto. Jesús deseaba que la verdadera fe se enraizara en lo profundo de la vida de los discípulos. Él deseaba que toda la actitud de sus vidas estuviera saturada de una espera positiva en Dios. Esto es lo que es FE: una confianza en la bondad de Dios y una expectativa positiva en El. Muchas veces Jesús tuvo que trabajar con los discípulos hasta que llegaron a esa posición. Entonces nada radical podía suceder.

En medio de la tormenta Jesús se echó y durmió en la barca. Había dado Su palabra, Él sabía que quería ir a la otra orilla, pero los discípulos entraron en pánico cuando sintieron los vientos y vieron las olas. Por su propia experiencia sabían lo peligroso que podría llegar a ser. Pero Jesús estaba en el descanso de la fe.

Pedro no pudiendo soportar más la presión, despertó a Jesús con reproches. Anteriormente seguro que estaba orgulloso de pertenecer al pequeño grupo que tenían el privilegio de viajar con Jesús, mientras el resto de la gente tenía que ir caminando alrededor del lago. Pero ahora tenía miedo y la duda subyacente le presionaba. Sus palabras fueron como una acusación contra Jesús de que Él no se preocupaba de ellos. Pero Jesús tomó autoridad sobre el viento, la tormenta cedió, y después con calma les preguntó: “¿Dónde está vuestra fe?”.

Su fe era superficial. Voló con el viento. Todavía no estaba enraizada en la convicción de que Dios es siempre bueno, y en todas las situaciones. La atención prestada a la difícil situación la ahuyentó. FE es la que en todas las situaciones tiene sus ojos puestos en Jesús y espera todo lo bueno de Él.


Ulf Ekman


ORACIÓN: Dios mío, gracias porque Tú fortaleces mi fe de forma que no desaparezca cuando más la necesite. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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