miércoles, 15 de febrero de 2012

DEVOCIONAL DÍA 10 DE FEBRERO


EL COJO SALTARÁ COMO UN CIERVO

“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad”.
Isaías 35:5-6

Cuando el Mesías venga los enfermos serán sanados. Esto se sabía por las Escrituras. Pero todavía no había sucedido. Cierto que los profetas habían sanado a uno u otro, pero no de la manera como Isaías había profetizado: que muchos enfermos sanarían de inmediato. Cuando Jesús estuvo en la sinagoga de Nazaret leyó en las profecías de Isaías. Cuando lee en este libro que “el Espíritu está sobre mí porque me ha ungido”, significaba libertad para el cautivo, vista para el ciego, y apertura de la cárcel para los presos (oprimidos). Todos sabían lo que el Mesías haría, y si Jesús lo hacía, entonces era el Mesías. Por lo que no era solamente una buena persona; no era solamente un maestro competente; no era solamente un rabino famoso o uno de los muchos profetas. Era el Profeta del que Moisés profetizó. El Mesías, el hijo de David. Por eso su fama cundió como un rayo desde Capernaún y sus alrededores a toda Galilea; si, inclusive llegó hasta Siria. Y desde la tierra de Traconite hasta Tiro y Sidón, bajando hasta Judea y Jerusalén. Fue como si a causa de la espera la atmósfera se hubiera ido cargando hasta que explotó
Por varios siglos se había esperado a un nuevo profeta. Algunos profetas falsos habían surgido, pero fueron descubiertos inmediatamente. Hubo un silencio continuado desde que Malaquías pronunció la última palabra diciendo que el Señor enviaría a Elías y que el corazón de los padres se volvería hacia los hijos y los hijos hacia los padres. Ningún otro profeta habló desde entonces. Y ahora viene el poder de Dios como una ola sobre la nación. Ciudad tras ciudad, aldea tras aldea fueron sanados por miles. Los cojos saltaban, los ciegos veían, y los sordos oyeron. Toda Galilea hervía y doquiera que Jesús iba las masas le seguían de una forma como nunca antes había sucedido. ¡El Mesías ha llegado! Después de cientos de años de sequía, espera y extrañeza o asombro, ¡el Mesías está aquí!

Ulf Ekman

ORACIÓN: Gracias Señor porque cuando el tiempo se cumplió Tu enviste a tu Hijo. Tú siempre cumples lo que prometes cuando llega su momento. Y cuando lo haces, lo haces en Tu poder sobrenatural. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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