miércoles, 22 de febrero de 2012

DEVOCIONAL DÍA 20 DE FEBRERO



BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZÓN

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.

Mateo 5:8

Todo el mundo quiere ver a Dios. Nada puede ser mayor que eso. No solamente ver Sus manos, Sus obras, sino Su rostro, quién es Él. Jesús prometió que podíamos ver a Dios. En la Epístola a los Hebreos 12:14 dice: “…Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Jesús dijo a Nicodemo: “…el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). O sea, que aquel que nace de nuevo puede ver el reino de Dios.
Vivimos dentro de la vorágine de estos tiempos y la gente destroza literalmente su vida por el estrés. A lo largo de los siglos los creyentes han sabido que para contemplar a Dios es necesaria la quietud. El Señor le dijo a David: “Buscad mi rostro”. Isaías dice:”…En quietud y en confianza será vuestra fortaleza”. El hombre descansa una tercera parte de su tiempo. La vida espiritual también necesita descanso. Aquel que descansa constantemente se hace perezoso y el que no descansa se agota.
No hay nada mejor que ver a Dios, pero se exige o se demanda pureza de corazón. El ser puro de corazón no es ser perfecto, sino íntegro, no dividido; sincero, no falso. Se trata de tener motivos correctos; de no reservarse uno mismo. Ser capaz de reconocer el pecado; de no ceder, no jugar sucio; de no vivir con una falsa imagen de sí mismo. Pero también cuando las debilidades afloran en mi vida, ser capaz de ver más allá de ellas y mirar a Jesús.
Ser cristiano es que esa persona a muerto con Cristo. Esto significa que no voy a seguir centrado en mí mirando todo lo malo y débil que hay en mi vida. También existe la libertad, se puede salir de todo ello, porque en lo profundo de mi ser hay hambre de Dios; mirarle a Él en lugar de a mí mismo. Debo volver la espalda tanto a la arrogancia como al desaliento y confiadamente ir hasta el Trono de la gracia; no solamente para recibir algo, sino para poder ver a Dios. En otros creyentes también puedes ver a Dios. En las Escrituras puedes ver a Dios. En la creación puedes ver a Dios. Solamente necesitas tener tus ojos abiertos y limpios y allí está Él.

Ulf Ekman

ORACIÓN: Señor, permite que todo lo sucio que en mi vida impide el verte, desaparezca cuando Tú lo toques y ayúdame a aceptar lo que Tú me ordenas. En Tú Nombre ¡AMÉN!

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