jueves, 16 de febrero de 2012

DEVOCIONAL DÍA 15 DE FEBRERO


BIENAVENTURADOS LOS POBRES EN ESPÍRITU

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Mateo 5:1

Jesús habla una y otra vez del reino de los cielos. El reino de Dios es contrario a todos los reinos terrenales, sus ambiciones y aspiraciones. Los reinos de la tierra tienen en el centro al hombre con la mentalidad de la Torre de Babel. Construir grandiosas civilizaciones sin Dios a menudo suele ser la meta del hombre. El hombre levanta baluartes y monumentos sobre su propia competencia, habilidad y poder. Y bajo una apariencia sofisticada da rienda suelta a sus deseos y ambiciones egoístas hacia su propio enaltecimiento, placer y lujuria del poder. Trata de dominar la vida, gobernar sobre los demás, hacer de sí mismo su propio dios y someter a otros.
Pero levantar una autonomía egoísta está inevitablemente condenada al fracaso. Por tanto, cada imperio que se emborracha con la bebida de la arrogancia cae. Daniel lo vio claro cuando interpretó el sueño de Nabucodonosor acerca de la gran imagen. Aquella que representaba a todos los imperios creados por el hombre hasta que el reino de Dios vino sobre ella y los destrozó a todos. Construir un imperio sin Dios es catastrófico.
Por eso Jesús habla de un reino diferente. Un reino que tiene un rey diferente, otras leyes y principios, otros límites, otros ciudadanos. Es otra nación, una ciudad distinta. Este reino trasciende todos los demás reinos, culturas y civilizaciones que hayan existido o existirán. Está en este mundo, pero tiene su origen, su ubicación y destino final en el cielo. Es respecto a este reino del que Jesús habla; vivamos aquí en la tierra o allá arriba en el cielo. No solamente allí y entonces, sino igualmente aquí y ahora.
¿Cómo llegamos allá? Llegamos a través de la pobreza espiritual, la humildad. ¿Cuál es la condición de una persona espiritualmente pobre? ¡Bienaventurada! Un pobre no tiene nada en sí mismo. Es continuamente dependiente de otros. Tiene que recibir ayuda. Necesita de la gracia y extender sus manos vacías para recibirla. Son estos los que son bienvenidos. El orgullo, la autoafirmación y la arrogancia nunca pueden entrar. Pero el pobre en espíritu sí entra. ¡BIENAVENTURADO SEA!

Ulf Ekman

ORACIÓN: Dios mío, qué maravilloso reino el tuyo. Gracias porque tienes Tu reino abierto para ser habitado por personas de todos los confines de la tierra. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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