domingo, 19 de febrero de 2012

DEVOCIONAL DÍA 19 DE FEBRERO


BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
Mateo 5:7

La misericordia es algo maravilloso. Proviene de una profunda comprensión de cómo es vivir verdaderamente. Si uno mismo va hacia adelante siente la ventisca, los peligros y las dificultades. Te acuerdas de las equivocaciones, problemas y escollos. Entonces es fácil comprender y tener simpatía hacia los problemas y debilidades de los demás. La misericordia no juzga, dice la verdad. Para nosotros es fácil caer a ambos lados del camino. Uno de ellos es el lado legalista en el que todo se establece con rigor y la compasión se convierte en desprecio frente a la debilidad de los demás. Se trata de un problema elitista. Se consideran superiores espiritualmente y se mofan o sorprenden de las debilidades de otros. Y en el otro lado está la dejadez o laxitud de la gracia barata. Lo más fácil es evitar molestias y golpes bajos y hacerse popular. Esto no es más que un lavado de imagen, donde el pecado ya no se llama pecado, y donde no se establece obligación alguna ni tampoco se realiza ningún nuevo nacimiento.
La misericordia es diferente. No distorsiona la verdad. No cambia las reglas del juego. La Palabra de Dios es verdad, Sus promesas son válidas, pero provienen de lo profundo del corazón del Padre lleno de gracia que brilla a través de la misericordia. La misericordia da una nueva oportunidad. Crea nuevas posibilidades. La misericordia sabe que cualquiera puede fallar. Sí, la Biblia dice que el justo cae siete veces, pero se levanta de nuevo. La misericordia seca las lágrimas y te ayuda a levantar la vista de nuevo. No expone las debilidades de otros y las usa para humillar o dominar. Es como un vaso de agua fresca. Como el cuidado de una madre sobre el hijo desordenado que descuidadamente pierde la noción del tiempo y llega a casa mojado, tarde y sucio. No obstante le ofrece un vaso de leche, un bollo y unas manos cariñosas que le ayudan a cambiarse.

Ulf Ekman

ORACIÓN: Señor, ayúdame para ser misericordioso y permitir que Tu vida a través de mi pueda levantar a otros y darles nuevo ánimo, una nueva vida. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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