LA VISIÓN
CELESTIAL
“Así que, rey
Agripa, no fui desobediente a esa visión celestial”.
Hechos
26:19 (NVI)
Una y otra vez
Pablo vuelve a referirse a lo que el Señor Jesús le ha dicho y le ha mostrado.
Él no está centrado en el problema, está centrado en el objetivo. No se mueve en
base a las circunstancias, sino que fue guiado por las visiones. Los sueños y
las visiones llevan la vista más allá de la necesidad, limitación y
circunstancias, y al momento uno ve otra cosa. Vemos respuestas donde los demás
ven preguntas. Vemos soluciones donde otros solo ven problemas. Vemos victoria
donde otros ven derrota. Vemos triunfo donde otros ven catástrofe. Entonces
podemos decir: “Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37 NVI).
Cuando Pablo se
refiere a no ser desobediente a la visión celestial, él se encuentra en un
proceso judicial. Podía éste terminar desfavorablemente para él y ser
encarcelado por muchos años. Sin embargo, no había en
él ni una huella de autocompasión. Cada contrariedad la convertía en
posibilidad. Cada ataque fue una oportunidad. En cada situación el Señor le
presentaba una nueva oportunidad a Pablo para hacer aquello para lo cual había
sido llamado: predicar el Evangelio. El rey Agripa, que le estaba escuchando,
creyó que Pablo estaba loco. Pero él no se rindió, insistió para guiar al rey a
la salvación. Él deseaba que el rey y todos los que escuchaban, fueran como él,
excepto las cadenas. ¡Excepto las cadenas! Pablo había ignorado las suyas. Éstas
no le impedían ser obediente a la visión celestial. Y sabía que la Palabra de
Dios no está impedida tampoco por cadena alguna.
Ulf
Ekman
ORACIÓN: Dios, cada
situación es una oportunidad y cada dificultad es una posibilidad. Ayúdame a
aceptarlas y extender tu reino. En el Nombre de Jesús. ¡AMÉN!
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