miércoles, 16 de mayo de 2012

DEVOCIONAL DÍA 16 MAYO


EL EUNUCO ETÍOPE
Acudiendo Felipe, le oyó que leía el profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes los que lees?”.
Hechos 8:30
Felipe tuvo que dejar el avivamiento de Samaria, cuando estaba en su mejor momento, porque una persona muy especial necesitaba escuchar el evangelio. Un etíope, ministro de finanzas, que regresaba a su país. Sentado en su carruaje iba leyendo en el libro del profeta Isaías. Pero no lo comprendía. En Los Hechos de los Apóstoles se habla mucho sobre evangelización. A veces se refiere a la evangelización en masa, como en Samaria, a veces a la evangelización individual como en este caso. Felipe controlaba ambas formas. Uno no puede comportarse de la misma manera en estos dos tipos de evangelización. Si uno no es sensible al Espíritu Santo es posible que se pueda llegar a asustar a la gente. Este ministro no estaba cerrado, no estaba a la defensiva. Estaba abierto y con hambre. El Espíritu sabe donde se encuentran esas personas. Este hombre buscaba, por eso leía, pero no entendía lo que significaba. Dios necesita a alguien que pueda aclarar Su palabra.
Alrededor de ti hay personas que están abiertos al evangelio. Tal vez no leen la Biblia, ni libros cristianos, pero leen tu vida y se cuestionan algo. El Espíritu te pide ir y acercarte a su carro, no a construir tu propio carro y afianzarte en el. Rompe el miedo, el aislamiento y la reticencia que hay en tu vida. No esperes que otros se encarguen de la evangelización por ti. No creas ni por un segundo que se puede ser cristiano sin decírselo a los demás. Te quedarías sorprendido de cómo la gente se abre al evangelio si con un tono de conversación amable estas dispuesto a escuchar sus preocupaciones y preguntas. Pero, ¿qué dirías a otros? Haz como Felipe, “…y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:35). Empieza a relatar con sencillez quien es Jesús y lo que Él ha hecho por ti.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Gracias Señor porque hay gente a mi alrededor que están dispuestos y desean saber quién eres Tú. Dirígeme a ellos y muéstrame lo que debo decirles. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
 

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