RÍOS DE AGUA
VIVA
“Y de cierto sobre
mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y
profetizarán”.
Hechos 2:18
Cuando Pedro
predicó ese día lo hizo con una tremenda vehemencia y valentía. El Espíritu
estaba sobre él cuando citó al profeta Joel. Una de las cosas que caracterizan
los últimos días es el servicio del creyente, el sacerdocio generalizado. El
Espíritu de Dios no solamente funcionaría a través del rey, sacerdote o profeta.
Ahora todo el pueblo, todos los que creen en Jesús, son delante de
Dios reyes, sacerdotes y profetas. Lo que distingue al pueblo del
Nuevo Pacto es que todos podemos profetizar, soñar sueños y tener visiones. A
causa del nuevo nacimiento, cuando el Espíritu Santo toma Su habitación en ti y
en mí, nuestro cuerpo viene a ser templo de Dios, el Espíritu Santo puede
comunicarse en el interior de nuestros corazones.
Puede decirse que
el cuerpo es como el atrio exterior del templo. El alma, como el lugar santo y
el corazón, el espíritu, es el lugar santísimo, donde la gloria de Dios habita,
el Espíritu de Dios. Jesús había dicho que del interior del hombre
fluirían ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu antes que el Espíritu Santo
fuera enviado (Juan 7:37-39). Ahora el Espíritu había sido derramado y esos ríos
de superabundante agua de vida fluirían del interior de cada creyente. Dios
guiaría a su pueblo individual y colectivamente viviendo en nosotros, caminando
con nosotros y por medio de nosotros. Esto no había acontecido nunca antes. Era
algo totalmente nuevo. El Río de la vida, la vida del Espíritu, fluye desde el
cielo hacia tu corazón y el mío y así al mundo entero. Y donde quiera que la
corriente fluya, la vida se restablece.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Te doy
gracias Padre celestial, porque Tú has determinado que tu Espíritu, el Espíritu
de vida, fluya a través de mí. Tú tienes una vida sobrenatural que contiene ríos
de bendiciones para dar. Permite que estas corrientes de bendición aumenten por
medio de mi vida y sean de bendición para muchos. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!
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