DEVOCIONAL DÍA 2 DE MAYO

DERRAMARÉ DE MI ESPÍRITU SOBRE TODA CARNE

“Y en los postrero días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…”

Hechos 2:17

¡Qué diferencia! De unas puertas cerradas, un corazón cerrado y un gran temor por la vida; a puertas abiertas, un corazón rebosante y una gran libertad. La experiencia del Aposento Alto no era exclusivamente para el Aposento Alto. Podía ser por las calles, las multitudes, el mundo entero. Los discípulos hablaban en lenguas públicamente si así surgía. La gente, tanto judíos como prosélitos, habían venido a Jerusalén desde todos los continentes: Europa, Asia Menor, Asia o África, todos escucharon su propia lengua en boca de los discípulos. Ahora el Espíritu Santo resonaba por las calles. El Tabernáculo se había quitado, el Templo ya era algo superfluo, el velo se había rasgado. Había venido el Espíritu Santo, la gloria en medio de la gente, para todo el mundo y para todas las personas por doquier. El Espíritu de Dios ya ha sido derramado. El Padre y el Hijo lo han enviado. El Espíritu, como unción sobre el Sumo sacerdote Jesús, ha sido derramado sobre Su cabeza y en el día de Pentecostés fue derramado sobre Su Cuerpo. La morada del Espíritu ya no era más el cielo o el Templo, sino este mundo.

Esta fue una señal de los últimos tiempos. De acuerdo con el apóstol Pedro, el nacimiento de la Iglesia marca el comienzo de los últimos tiempos. Ahora el trato de Dios es como si una nación fuera universal. Dios trata con todo el mundo. El tiempo de la visitación a los gentiles ha comenzado. Y para que el tiempo de esta visitación sea un tiempo de salvación es necesario el Espíritu. “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos” (Hechos 1:8).

Ulf Ekman

ORACIÓN: Gracias Señor porque Tú amas a todos los hombres y te cuidas de todos nosotros. Ayúdame a que en el poder del Espíritu anuncie el evangelio a mi mundo, a aquellos que están a mí alrededor. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!