DE LA OSCURIDAD A
LA LUZ
“Te libraré de tu
propio pueblo y de los gentiles. Te envío a éstos18para que les abras
los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a
Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la
herencia entre los santificados”.
Existe una línea,
una frontera alrededor del mundo. Es una línea entre las tinieblas y la luz,
entre la vida y la muerte. Muchos no quieren oír hablar de ello.
Pero en todos los casos la frontera está ahí, existe. Algunos presentan este
hecho fuera de la teología y argumentan que todos somos hijos de Dios.
Ellos creen que los cristianos que creen en la Biblia se quieren presentar como
mejores que los demás. Eso no es así, pero Jesús habla claro de esta línea
divisoria entre el reino de Dios y el mundo. Pablo fue muy claro sobre lo que
los teólogos modernos evitan o niegan.
Por la Creación
todos somos criaturas de Dios y tal vez por ello de forma general se puedan
llamar “hijos” de Dios. Pero en la Biblia son hijos de Dios sólo aquellos
que son salvos y nacidos de nuevo. No solamente creados por Dios. Mezclar
creación y redención es negar la necesidad de que
Dios enviara a su Hijo. Hay muchas personas que viven en oscuridad
espiritual, lejos de Dios, y Dios desea que sus ojos sean abiertos. Por eso dijo
Jesús a Pablo que él abriera los ojos de ellos para que se convirtieran. La
proclamación del evangelio completo a cerca de Jesús es lo que abre
nuestros ojos para que podamos volvernos a Dios, convertirnos.
Dios quiere que
cada persona en el mundo pueda oír que Jesús ha muerto por ella. Él quiere que
cada persona reciba la invitación a convertirse. Él quiere ayudar a cada persona
para volverse de las tinieblas a la luz. ¡Qué trágico es cuando los cristianos
dicen que no hay una línea divisoria, que la conversión no es necesaria, que
todos automáticamente somos hijos de Dios! Esta posición induce al error en vez
de llevarlos a la salvación. Así la luz se convierte en oscuridad.
Ulf
Ekman
ORACIÓN: Señor,
ayúdame para abrir los ojos de los que hay a mí alrededor, para que tu luz
brille en sus vidas. En el Nombre de Jesús. ¡AMÉN!
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