jueves, 31 de mayo de 2012

DEVOCIONAL DÍA 29 DE MAYO



LIBERTAD ANTE EL TRONO DE DIOS


“Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo.20Por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de Su cuerpo; 21y tenemos además un gran sacerdote al frente de la familia de Dios. 22Acerquémosnos, pues, a Dios con corazón sincero y con la plena seguridad que da la fe, interiormente purificados de una conciencia culpable y exteriormente lavados con agua pura”.

Hebreos 10:19-22 (NVI)


Antes yo huía de Dios, en vergüenza y temor y con falsas disculpas. Ahora puedo por medio de la sangre de Jesús, quiere decirse, por Su obra en la cruz, venir ante el trono de Dios con plena libertad. No con arrogancia, sino libremente. Puedo hacerlo con la natural libertad de un niño. El niño tiene respeto a su padre, no está en el mismo plano del padre, pero se siente confiado, alegre y libre y puede tener trato o relación con su padre.

En la vida laboral los empleados tienen respeto por su jefe, y los hijos del jefe se entrometen en la reunión que celebran. Ellos no tienen miedo. Necesitan llaves, comida o paga semanal y no tienen miedo de interrumpir y pedir lo que necesitan. Es lo mismo ante el Trono divino. Dios, nuestro Padre, interrumpe cualquier reunión importante en el cielo para darnos lo que necesitamos, puesto que tenemos una posición justa delante de Él. Hemos sido justificados y hemos adquirido los privilegios de hijos. Es una posición increíble la que hemos adquirido por medio de Jesús. No llevamos más el sentimiento derivado de la culpa. No actuamos por miedo. Ya no tenemos más una conciencia que nos corroe dolorosamente. Limpios en la sangre de Jesús, cuando confesamos nuestro pecado, podemos acercarnos al Trono de la gracia. Dios nos ama. Dios nos recibe, Él no tiene en cuenta montones de cosas contra nosotros. Dios está por nosotros. Cuando venimos en el nombre de Jesús, es igual que si viniera el mismo Jesús. Nosotros estamos en Él. Él está en nosotros, y cuando el Padre nos ve, Él ve a Jesús. Nosotros no somos Jesús, estamos en Jesús. Somos miembros de Su cuerpo y pámpanos en la Vid. Esto nos imparte una gloriosa libertad y comunión con Dios, y a la vez el agradecimiento y anhelo de agradarle brota hacia fuera desde nuestro interior.

Ulf Ekman


ORACIÓN: Gracias oh Dios, porque has hecho posible para mí que por medio de la sangre de Jesús pueda acercarme a tu Trono para recibir toda gracia y toda la ayuda que necesito. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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