OPOSICIÓN
SOBRENATURAL
“Hablando ellos al
pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del
templo, y los sacerdotes, 3resentidos de que enseñasen al pueblo, y
anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3Y les
echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya
tarde”.
Hechos 4:1-3
Donde quiera que
Dios se esté moviendo surge oposición. Cuanto mayor es la gloria de Dios más
oposición se levanta. Existe un enemigo que no quiere que los hombres sean
libres, bendecidos, sanados y restaurados. En este texto se manifiesta en forma
de líderes religiosos, los mismos que trataron de frenar a Jesús. Su empeño
resultó en vano y lo mismo es cuando se ataca a la Iglesia. El principio de Dios
es: cuanta más persecución, más crecimiento. Así fue para los hijos de
Israel en Egipto; fue igual para la Iglesia primitiva y es lo mismo hoy. La
persecución nunca es agradable. A veces hay que pagar un precio muy alto. Pero
el Señor nunca está más cerca ni es más poderoso que cuando la oposición es
fuerte y tenaz. Entonces no es el momento de huir ni lamentar. Son días para
entonar himnos de alabanza y con valentía testificar de Jesús.
La persecución
puede venir de diferentes maneras. Algunos creyentes pasan por maltratos
físicos, tratos denigrantes, acusados por otros de delincuentes o de no ser
creyentes. Esta es una forma de tortura para el alma. Otros experimentan ataques
demoníacos a su personalidad. Pablo habló de esto. Nadie gana nada por ensalzar
la persecución o por tener un complejo de perseguido. Pero tampoco
se gana por negar que exista. La persecución existe en la medida de oposición y
sufrimiento que todos los creyentes van a pasar. Pero el resultado es la
victoria, el avance, el avivamiento y la expansión del reino de Dios. El Diablo
nunca ha vencido en la persecución. Por el contrario, el reino de Dios se ha
expandido sin importar lo dura que la oposición haya sido.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Gracias
Señor porque Tú me mantienes en Tu mano sin importar lo fuerte que el viento
sople. En Ti estoy confiado y mi vida está en Tus manos. En el nombre de Jesús
¡AMÉN!
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