LA VISIÓN DE
PEDRO
“Al día siguiente,
mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la
azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10Y tuvo gran hambre, y
quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis;
11y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran
lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a tierra”.
Hechos 10:9-11
Muchas cosas habían
sucedido. La Iglesia había crecido de forma exponencial. Había sobrevivido a la
persecución y se había extendido aún más. El evangelio tenía éxito, y hasta su
peor adversario, Saulo, se había convertido. En esta situación habría sido fácil
tomárselo con tranquilidad. Pero esto que para los hombres se veía como un gran
éxito, para Dios era solamente el comienzo. El problema era que la mente humana
es limitada y a veces no alcanza a más. Jesús había dicho que era para todo el
mundo, pero la iglesia se había quedado satisfecha con Israel
solamente.
Ahora Dios cambia
el escenario. ¿Cómo? ¡Por medio de una visión! Una visión que sacudió
completamente la certidumbre que Pedro tenía. Vio toda clase de animales y oyó
una voz que le invitaba a matar y comer. Él se negó como judío ortodoxo que era.
Debemos recordar que era judío, un creyente mesiánico, y como tal, no comía
comida inmunda. Eso era lo que Dios había dicho. El problema es que Pedro vivía
en lo que Dios había dicho, no en lo que Dios decía ahora. En principio,
su mente no estaba abierta al cambio. No creyó que necesitaba ir más allá
y por lo tanto fue desobediente hasta que el lienzo fue recogido
arriba.
Pero Dios le
preparó. No le condenó. Por el contrario, le mostró de nuevo la visión y cuando
Pedro pensaba dentro de sí qué significaba esto, llegaron algunos siervos de
Cornelio, un gentil, un oficial destinado en Cesárea. Este hombre deseaba oír lo
que Pedro tenía que decir respecto a Jesús. Pedro acompañó a esos hombres y
atravesó el muro de separación que Jesús en la cruz había derribado.
Ahora, por fin, y a pesar de la torpeza, la resistencia, el miedo y los
prejuicios, el poder de Dios se manifestó a los gentiles. Cuando
Pedro estuvo dispuesto, los gentiles ya habían sido preparados de
antemano y le estaban esperando.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Gracias
Señor, porque tú rompes el miedo, la torpeza, las limitaciones, la resistencia y
los prejuicios en mi vida para que yo me atreva a saltar todas las barreras,
muros y fronteras que los hombres quieren levantar para limitarte a Ti. En el
Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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