DESPUÉS DE DIEZ
DÍAS
“Cuando llegó el
día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino
del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda
la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas,
según el Espíritu les daba que hablasen”.
Hechos 2:1-4
Esto es lo que
llamamos Pentecostés, cincuenta días después de Pascua, el cumpleaños de la
Iglesia. Ahora comenzó algo nuevo. El signo externo fue la efusión del Espíritu
Santo sobre los discípulos y las lenguas que hablaban. Aquí se rompió de forma
espiritual la maldición que vino sobre la torre de Babel. En Cristo todas las
naciones son una y Su evangelio alcanzará a todos los pueblos. Los 120
discípulos que estaban juntos en el Aposento Alto, en Jerusalén, seguramente no
tenían idea alguna de las consecuencias de este día. Sus mentes estaban
instaladas en el final de todo, no en el principio de algo. Una de las cosas que
al final preguntaron a Jesús fue: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel
en este tiempo?” (Hechos 1:6).
Ellos estaban
seguros de que Jesús se sentaría en su trono terrenal. Pero Él estaba de camino
a Su trono celestial. Ellos querían poner fin a esta etapa. Él los había
preparado para el comienzo de una nueva época, la Era de La Iglesia. Ahora
comenzaba la Era del Espíritu Santo, la Era de la gracia y Jesús no les había
enseñado gran cosa a este respecto. Cuando el Espíritu vino y los discípulos
tuvieron poder para ser testigos de Jesús, no solamente en Israel, sino hasta
los confines de la tierra, entonces comenzaría la enseñanza. Jesús había
prometido que el Espíritu Santo sería un ayudador, un consejero que los guiaría
a toda verdad y les enseñaría todo lo que había de venir.
Todo esto era
difícil de comprender para los discípulos. Pero después que Jesús resucitó, tal
como Él había dicho, el Espíritu Santo vino y todos ellos fueron bautizados en
el Espíritu Santo. Se juntaron para orar durante diez días y entonces el
Espíritu descendió y ya nada fue como antes.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Gracias
Señor que has prometido bautizar a cada discípulo en el Espíritu Santo. Ayúdame
a no estar en contra de la vida sobrenatural que Tú tienes para mí. En el Nombre
de Jesús ¡AMÉN!
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