DEVOCIONAL DÍA 7 DE MAYO

EL CUERPO DE CRISTO

“Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo”.

Hechos 9:31

El Espíritu Santo quiere darnos una fuerte revelación de la Iglesia. Es una poderosa institución, una vigorosa organización, un ejército rico en victorias, un pueblo de Dios lleno de gloria. La Iglesia hay que verla a través de la fe, sino quedaremos atrapados en las debilidades y disputas humanas entre los diferentes grupos. Pero detrás de esto, hay algo maravilloso que el Señor quiere mostrar a cada creyente. Desde el momento en que tú y yo recibimos a Jesús, nos arrepentimos del pecado y por el Espíritu fuimos hechos nuevas criaturas en Cristo, somos incorporados a la congregación, la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. No nos hacemos creyentes y después entramos en la Iglesia, sino que el Espíritu por medio del nuevo nacimiento, nos injerta en la Vid, en el Cuerpo de Cristo.

Cada creyente debe pertenecer a una congregación local. Donde se reside se debe vivir la vida cristiana en comunión con otros. De forma natural nacemos dentro de una familia y ahí no elegimos a nuestros hermanos. El Espíritu te dirige a participar de la vida de una congregación y ahí tampoco has elegido a tus hermanos. Podrás ver sus debilidades y ellos ver las tuyas. Pero pertenecéis al mismo Señor y Él es quien edifica Su Iglesia.

La Iglesia es el cuerpo de Cristo. Un cuerpo está compuesto de células. Una de ellas eres tú. Una célula no puede vivir sola. Tú, la célula individual, recibes vida a través de la sangre que te bombean otras partes del cuerpo. Jesús nos ama a ti y a mí, pero no somos el centro, el centro es Él. Cuando le adoramos, le escuchamos y le seguimos nos mantenemos en salud espiritual y la Iglesia crece.

Ulf Ekman

ORACIÓN: Señor, muéstrame la grandeza de Tu Iglesia y ayúdame a encontrar mi lugar y a que siempre te vea a Ti en ella. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!