EN LA CASA DE
CORNELIO
“Cómo Dios ungió
con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él”.
Hechos 10:38
Ahora Pedro por
primera vez se encuentra delante de gentiles, es decir, no judíos.
El Señor le usa para romper el muro de separación entre judío y gentil.
Después usaría a Pablo para entrar por el agujero ya abierto en el muro y
que el evangelio llegara a los confines de la tierra. Pedro pudo ver que
verdaderamente Dios no hace acepción de personas. Que todos somos
iguales ante Dios.
Pedro comenzó a
predicar. Esta era la primera predicación a los gentiles. En Jerusalén, en el
día de Pentecostés, Pedro solamente alcanzó con su predicación a los oídos de
los judíos. Aquí era diferente. ¿Qué podía decir a estos gentiles? ¿Qué iba a
destacar en su predicación? ¿Qué era lo que para ellos sería importante conocer?
Las palabras brotaban con fluidez de sus labios cuando hablaba acerca de Jesús.
Lo primero que les dice es que Jesús es un médico. Él fue ungido por Dios y
anduvo sanando a todos. Esta predicación era muy importante, por eso se
encuentra registrada en la Biblia. No existe duda alguna de que aquí quedó
establecida la teología de la Iglesia primitiva:
1. Dios ungió a
Jesús con Su Espíritu y poder. Es decir, Jesús vino de Dios.
2. Él sanó a todos,
no solo a unos pocos. Es decir, Dios no hace acepción de personas.
3. La fuente de la
enfermedad, su última causa, es el diablo. Es decir, Dios no es la
fuente.
4. Cuando Jesús
anduvo haciendo bienes y sanando esto no era menos importante, irrelevante o
incorrecto. Todo lo contrario, Dios estaba con Él.
En algunos casos
hemos llegado tan lejos de esta enseñanza que uno se pregunta si es la misma fe,
la misma religión de la que estamos hablando. Pero Pedro el apóstol, el que
dirigió el trabajo de la primera Iglesia, fue muy claro: el evangelio de Jesús
no es el verdadero evangelio si no tiene lugar para el ministerio de Jesús de
milagros y sanidades.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Señor,
te doy gracias porque ungiste a Jesús para sanar a los enfermos. La misma
unción, el mismo Espíritu está disponible y es suficiente hoy. En el Nombre de
Jesús ¡AMÉN!
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