LA
ORACIÓN DE LA IGLESIA
“Pero mientras
mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a
Dios por él”.
Hechos
12.5
Existe un poder
indescriptible en la oración conjunta de la Iglesia. Cuando un grupo de personas
se unen en un mismo espíritu, con una misma mente y un mismo cometido puede
suceder cualquier cosa. Jesús dijo que cuando dos o tres se pusieran de acuerdo
en algo y lo pidieran en Su nombre, nuestro Padre celestial respondería
cualquiera que fuera su petición. Una Iglesia en oración tiene más poder en Dios
de lo que ella misma puede pensar. Por eso es muy importante que el Espíritu de
revelación esté funcionando de forma que se sepa cómo y por qué
orar. En todo el libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos
a los líderes de la Iglesia en el blanco de la persecución. Pablo estuvo
largos períodos de tiempo en la cárcel. Satanás hace todo lo posible para robar
la libertad a los siervos del Señor, pero lo que nunca puede hacer es
obstaculizar las oraciones de los santos.
Por tanto, las
oraciones de la congregación o las oraciones de las distintas iglesias
que se unen en un mismo espíritu son importantes. La oración cambia la
atmósfera espiritual. La oración intercepta toda influencia de oscuridad
espiritual. La oración expande el reino de Dios. La oración rompe la oposición.
La oración abre puertas y levanta cargas. La oración restaura la libertad. La
oración sacude libertando a los hombres de las fauces del infierno. Por la
oración se activan los ángeles. Mira solamente como fue liberado Pedro en Hechos
4:24-31 cuando todos los discípulos clamaban unidos. La unidad es muy importante
o fundamental en la oración. Cuando te encuentras muy oprimido, no oras por
protección, sino por libertad para predicar y que señales y prodigios se
realicen en el Nombre de Jesús. Cuando la oración es persistente
el reino de Dios avanza continuamente. Detrás de cada éxito pastoral o trabajo
fructífero existe un ejército de intercesores.
Ulf
Ekman
ORACIÓN: Señor
te doy gracias porque Tú levantas un ejército de intercesores. Enséñame a orar y
ayúdame a permanecer en la oración colectiva de la iglesia. En el Nombre de
Jesús. ¡Amén!
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