lunes, 21 de mayo de 2012

DEVOCIONAL DÍA 20 DE MAYO



A LOS GENTILES


“Pero el Señor me replicó: “Vete; yo te enviaré lejos, a los gentiles”.


Hechos 22:21(NVI)


Pablo vuelve después de su conversión al Templo. Seguramente me van a recibir, pensó. Todos sabían que él estaba presente cuando Esteban fue asesinado. Pero Jesús tenía otros planes. Él sabe donde van a ser mejor aprovechados nuestros dones. Él conoce lo que la gente recibe o lo que rechaza. Él sabe dónde está el fruto y Él desea que vayamos y llevemos fruto, y sea un fruto que permanezca.

A Pablo le dijo: “¡Vete!; yo te enviaré lejos, a los gentiles”. Pedro había abierto la puerta a los gentiles, pero fue Pablo quien vino a ser el apóstol de los gentiles. Pablo, que era un fariseo de formación y conocía la Ley así como al sumo sacerdote, fue enviado a los soldados romanos, a los filósofos de Atenas, a las rameras de Corinto y a los idólatras de Éfeso. Pedro por el contrario, el pescador de Galilea, sin una formación académica, fue enviado al centro de la élite religiosa, a Jerusalén. Jesús sabe lo que hace. Él no desperdicia los dones, pues sabe justamente en qué ambiente son mejor aprovechados. Él sabe en qué circunstancias no nos vale apoyarnos en nuestros propios dones, facultades naturales y viejas experiencias, sino en dejarnos confiadamente en Dios para que Él saque el máximo provecho. Pablo tenía en su fuero interno la convicción, la fuerza interior y una pasión ardiente para romper todos los muros que impedían que el Evangelio fuera establecido en el imperio romano.

Él fue llamado a ir y venir a Roma, y Jesús le prometió que testificaría al César. Unos cientos de años después Roma desaparecería, pero el Evangelio se extendió sobre toda la Tierra. Pensemos si Pablo no hubiese ido, en respuesta al llamamiento, y se hubiera inventado su propia idea de cómo a él le hubiera gustado que fuese.

Ulf Ekman


ORACIÓN: ¡Gracias Señor! Cuando Tú dices ve, supone lo mejor para mí y la felicidad para mi vida. El lugar no importa, tu voluntad es mi hogar y mi seguridad. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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