domingo, 15 de abril de 2012

DEVOCIONAL DÍA 14 DE ABRIL



GETSEMANÍ


“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro”.


Mateo 26:36


Ahora comienza el despojamiento, la humillación. Ahora se inicia el sufrimiento que culmina en la cruz. El sufrimiento se sucede por etapas. Aquí se encuentra en Getsemaní. Esta palabra significa “prensa de aceite”, y el nombre es adecuado. Aquí la tremenda prensa empieza a apretarse y terminará con una producción de aceite nuevo fluyendo desde el Aposento Alto en Pentecostés. La prensa era más enorme de lo que ningún hombre podía imaginarse. Que Jesús, el Hijo de Dios, Dios desde la eternidad, que nunca estuvo en contacto con el pecado, recibiría todo el pecado del mundo y la inmundicia vertida sobre Él, es increíble. Jesús sintió hasta la más insondable profundidad del pecado. No solamente su maldad, sus tinieblas, su lujuria perversa, sino principalmente las últimas consecuencias: ser separado de Dios. Él nunca había estado separado de Su Padre. En la eternidad, el Padre y el Hijo tenían comunicación y comunión entre sí. En la eternidad se miraban sus rostros y el Espíritu de amor en su magnificencia fluía a raudales entre ellos. Ahora todo se rompía. Nadie podía comprender la profundidad de la desvergüenza del pecado, la rebelión insolente y el poder del mal. Sólo Jesús.

“…Mi alma está muy triste, hasta la muerte…” (Mateo 23:38). Jesús empezó a sudar gotas de sangre. Ahora que comienza a sangrar continúan azotándole, flagelándole y al final crucificándole. Pero aquí en Getsemaní se trataba del temor a la elección. Él no quería, pero tenía que hacerlo. ¡Padre, si no hay ningún otro camino, no sea hecha mi voluntad, sino la tuya! La elección se hizo, ¡Jesús tomó la copa! Es aquí realmente donde se ganó la batalla. A parte de lo indescriptible que fuera el resto del drama de la Pasión, fue aquí donde se ganó, cuando Jesús se determinó a obedecer hasta la muerte.

Ulf Ekman


ORACIÓN: Gracias Señor, porque Tu voluntad es buena. Ayúdame a poner mi voluntad bajo la tuya, para que tu buena voluntad se haga realidad. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.