sábado, 21 de abril de 2012

DEVOCIONAL DÍA 20 DE ABRIL



EL ENLOSADO (Juan 19:13)


Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.24Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían”.


Lucas 23:23-24


Jesús permaneció en silencio ante sus acusadores, “como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:7). Esto no quiere decir que no hablaba en absoluto. Quiere decir que no se defendía. Jesús dijo algunas palabras, sobre todo a Pilato. Primeramente proclamó que Su reino no era de este mundo. De este modo Él admitía que era rey pero de una naturaleza diferente. El sueño de la esposa de Pilato confirmaba lo que él ya sabía, que Jesús era justo. El mismo Pilato tenía una aversión instintiva de juzgar a este hombre, pero la presión contra Él se intensificó.

¿Qué será lo que piensa Herodes? ¿Qué dirán en Roma? Eran preguntas sumamente delicadas. Su carrera se debía enteramente a favorecer al César. Pilato además no era más que un intermediario, un hombre que está para obedecer órdenes. Él no podía eludirlo. La responsabilidad era suya. Sólo él podía pronunciar el veredicto. Los sacerdotes miserables sabían exactamente dónde estaban sus puntos débiles. Por ello trataron de persuadir a la multitud para exigir que soltaran a Barrabás, un rebelde y notorio criminal. Pilato jugó fuerte cuando de acuerdo con la costumbre de cada Pascua quiso soltar un preso. Los principales sacerdotes se habían burlado de él y el pueblo gritaba de tal manera que le producía nauseas:”Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25).

Sí, tal vez deba ser así, pensó furioso, y ordenó que le trajeran agua. Primero juzgó y luego se lavó las manos. Era en vano, el agua no podía lavar la decisión que había tomado. Pilato, por su debilidad, miedo e indecisión humana, era el responsable del peor juicio de asesinato de la historia. El juicio en El Enlosado no se pudo cambiar.


Ulf Ekman


ORACIÓN: Dios mío, gracias porque Jesús fue condenado por mí. El castigo cayó sobre Él para que yo pueda tener paz. El juicio injusto se convirtió en mi justificación. Gracias en el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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