lunes, 23 de abril de 2012

DEVOCIONAL DÍA 22 DE ABRIL



LA VÍA DOLOROSA


“Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle”.


Mateo 27:31


Ahora comienza el final del trayecto. El hombre que había caminado con toda facilidad y soltura a través de Judea y Galilea y tocó tantas vidas, ahora camina solo. Ciertamente que había una multitud de gente, pero los primeros que le gritaron Hosanna, ahora por el contrario gritaban “crucifícale”. Claro que también había quienes lloraban, pero profesionales del llanto siempre han existido. Pesado, tremendamente pesado y estresante fue el último tramo del camino. El pecado de la humanidad pesaba tanto sobre Jesús, que la cruz, esa viga transversal le resultaba casi insoportable de cargar. Los sufrimientos humanos por los latigazos, las heridas, el desprecio y el rechazo no es nada comparado a la carga del pecado que debía ser colgado en la cruz. Sus tambaleantes pies, sus miembros fracturados, multitudes mofándose… Solo. Sólo. Sólo.

Y pronto algo aún peor, la separación de Dios el Padre. En medio de todo esto, viene una profecía sobre Jerusalén y sobre los últimos tiempos. Jesús ve delante de Él la destrucción de Jerusalén y el fin de la última catástrofe. Aquellos que crean en Él pasarán de muerte a vida y no sufrirán juicio alguno. Pero para aquellos que no creen, el juicio prevalecerá. Así que no lloréis por mí, sino llorad por vosotros, les dijo Jesús. En todo lo que dice, brilla la compasión y el amor de Dios. Él sabe lo que está haciendo y el por qué lo hace, asi que debe continuar andando el camino del sufrimiento hasta el final.

Ulf Ekman


ORACIÓN: Señor, gracias porque anduviste todo el camino por mí. Ayúdame a caminar todo el camino contigo. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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