lunes, 30 de abril de 2012

DEVOCIONAL DÍA 29 DE ABRIL



LA ASCENSIÓN


“Y habiendo dicho estas cosas, viéndole ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas. 11los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.


Hechos 1:9-11


Jesús pasó cuarenta días después que resucitó y se manifestó a Sus discípulos; a Pedro una vez y a más de 500 juntos. En otras palabras, había cientos de testigos que independientemente podían confirmar que Jesús había resucitado. El cuerpo no había sido robado como los líderes religiosos dijeron. No, Él se había manifestado en varios lugares tanto a mujeres como a hombres.

Para Pedro esto fue extremadamente importante. Tuvo una segunda oportunidad. Su triple negación en el patio de la casa de Caifás se convirtió en una triple afirmación en la orilla del lago de Genesaret. Ahí fue llamado de nuevo, en el mismo sitio donde fue llamado la primera vez. La experiencia que ya había olvidado, cuando las redes se le rompieron al echarlas donde Jesús le indicara, ahora podía experimentarla de nuevo. Pero su afirmación no era una tórrida confesión de fe, sino una confirmación de su amor: “Si, Señor, Tu sabes que te amo” (Juan 21:16). Y la comisión: “Pastorea mis ovejas”. Así de total y rápidamente Dios perdona y restablece.

Y llegó el último mandamiento, el que quita y rompe todas las vallas o muros:”Id, y haced discípulos a todas las naciones. Predicad y estas señales os seguirán” (Marcos 16:15-17). De repente, toda la enseñanza y toda la formación recibidas quedaron asentadas en su justo contexto. Ahora lo habían entendido.

Y entonces, mientras ellos le miraban, fue alzado al cielo en una nube. Lo último que vieron fueron Sus benditas manos. Él volvió a Su Padre, a Su Dios y a nuestro Dios. Él subió a los cielos, para volver después en la misma nube que le recibió al ascender. Ahora, empieza la aventura.


Ulf Ekman


ORACIÓN: Gracias Señor porque Tú nunca nos dejas huérfanos. Tú tienes todo en Tú mano. Tienes todo el poder en el cielo y en la tierra. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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