DEVOCIONAL DÍA 2 DE OCTUBRE

 EL TRIUNFO DE CRISTO

“Más a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento".

2ª Corintios 2:14

La resurrección de Jesús de entre los muertos fue un triunfo increíble. El poder de la muerte fue quebrantado. La victoria fue ganada. Satanás fue vencido. Después de que sucediera la resurrección y ascensión de Jesús, el desfile de la victoria sigue marchando. Según Colosenses 2:15, “y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Jesús triunfó en la cruz sobre todos los poderes y principados espirituales de este mundo. Los desarmó y exhibió a pública vergüenza por la victoria que obtuvo sobre ellos. En el mundo invisible esta victoria produjo algo tremendo. Las huestes de Satanás fueron derrotadas en la cruz y por medio de Su resurrección Jesús, el Señor Triunfante, inmortalizó su victoria públicamente en el mundo espiritual mostrando sus prisioneros. Los generales romanos acostumbraban a su regreso a Roma mostrar al César su propia tropa, así como los prisioneros de guerra.

Jesús hizo lo mismo ante el Padre. Todos los ejércitos de Satanás aparecieron como prisioneros derrotados. Todos los que se salvan serán incluidos en un desfile triunfal y continuo delante del Padre como prueba de la victoria que Jesús ganó para nosotros. Nosotros somos soldados (”Tú pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” 2ªTimoteo 2:15) que desfilamos en una marcha triunfal y cuya batalla no hemos peleado. Nuestro Comandante la ha peleado por nosotros. Nosotros no somos prisioneros que desfilamos. Éramos prisioneros del pecado, ahora somos libres y vamos como compañeros de Jesús y con Jesús. Y cuando ahora marchamos detrás de Él se extiende el buen olor del conocimiento de esta victoria. Proclamamos que lo que Jesús ha hecho por nosotros y por todo el mundo; Él ha obtenido una maravillosa, grande y total victoria para nosotros.

Ulf Ekman

ORACIÓN:

¡Gracias Señor porque has ganado! Solo Tú puedes ganar y triunfar, pero lo has compartido con nosotros. Gracias porque continuamente nos encontramos dentro de este desfile victorioso. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!