LA ESPERANZA DE LA ETERNIDAD
“He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”
La eternidad es algo indescriptiblemente maravilloso. Que la vida física tenga final no significa que nosotros dejemos de existir. La muerte, que tantísimas personas temen, y que preferiblemente no desean encontrar, solo significa que vamos adelante, hacia la eternidad, a la que Dios por medio de Su Espíritu ha puesto en nosotros y continúa hasta el infinito.
La esperanza del cielo es lo más agradable que tiene un creyente. Al mismo tiempo, tal vez es de lo que el mundo más se burla. O tal vez también es algo que los creyentes con más facilidad olvidan. Es fácil imbuirnos en el mundo y llenarnos de preocupaciones. Lo que somos, nuestros títulos, nuestra posición, nuestras propiedades, y lo que otros piensan de nosotros tienen siempre un gran significado en nuestras vidas. Y no es necesario que vivamos como ascetas, Dios tiene mucho para nosotros en este mundo, pero no somos de este mundo. Realmente vamos caminando hacia otro mundo.
Todo esto que vivimos y de lo que vivimos, es perecedero, corruptible. Se transforma, desaparece. En Cristo seré cubierto de incorrupción. Por eso no debemos tener todo esto como “estrellas fijas”, puntos de apoyo, o como fundamento de nuestra vida. Estas cosas son pasajeras, pero Dios permanece. Son cosas que desaparecen, pero Dios es eterno. Nuestro ser nunca debe aferrarse a lo mundano. Nuestro espíritu, que es eterno, anhela la eternidad. Y solo en lo eterno, en Dios, encontramos descanso, fuerza y sentido. David dijo que tenía a Dios en el cielo y no necesitaba nada más en la tierra, aunque tenía mucho, pero no lo necesitaba ni necesitó usarlo para alcanzar su verdadera meta u objetivo: conocer a Dios.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Dios mío, Tú eres eterno. Sólo en Ti mi necesidad de eternidad se satisface. Tú me has creado para ti y en ti tengo todo lo que necesito por la eternidad. En el Nombre de Jesús ¡AMËN!
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