DEVOCIONAL DÍA 18 DE DICIEMBRE

EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO

“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, ⁵para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. ⁶Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

Gálatas, 4:4-6

Dios tiene un tiempo para todo. El tiempo es como una vasija que se llena de agua. Cuando la vasija está llena se pone a un lado y se coloca otra nueva. Cuando el tiempo se había cumplido Dios envió a Su Hijo. Antes que el tiempo llegara transcurrió un largo período de preparación. Había que retrotraerse hasta Adán y Eva cuando Dios prometió que alguien de la simiente de Eva heriría la cabeza de la serpiente (Génesis 3:15). Esta simiente sería la de Abraham, como Dios se lo había prometido. Y de esta simiente también era el Hijo de David, de la tribu de Judá. Los profetas hablaron de Él. Es tanto el Rey que viene en gloria a establecer el trono de David, como el siervo sufriente del Señor que sufriría llevando nuestros pecados y enfermedades muriendo en nuestro lugar. Nacería en Belén. Y entraría en Jerusalén montado sobre un asno. Él es el Hijo del Hombre que heredaría un reino eterno donde Dios cuidará de Su pueblo.

Profeta tras profeta revelan diferentes aspectos de la persona del Mesías, de su función y venida. Nacería de una virgen dijo Isaías. Bajaría a Egipto dijo Oseas. Sería sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, se dice en el Salmo 110. Una vez que el cuadro profético del Antiguo Testamento está completo los profetas enmudecen. Durante algunos siglos hay también una preparación social, cultural y política que tiene su final en el tiempo de Augusto César, Cirenio gobernador de Siria y Herodes Rey de Judea. Y al final, después de tan larga preparación, cuando todo estaba dispuesto, Dios envió a Su Hijo. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Ulf Ekman

ORACIÓN: Padre celestial, cuando Tú quieres hacer algo excepcional lo preparas meticulosamente. Gracias, porque haces todo a su debido tiempo y cuando lo haces nos das siempre lo mejor. En el Nombre de Jesús ¡AMEN!