martes, 27 de diciembre de 2011

DEVOCIONAL DÍA 25 DE DICIEMBRE



NOCHE DE PAZ, NOCHE DE AMOR


“Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón… 14“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”.


Lucas 2:6-7; Isaías 7:14


¿Puede Dios siendo eterno nacer? Sí, e inclusive ha existido antes de nacer. Dios Padre, envió a Dios Hijo que fue engendrado de Dios Espíritu Santo y nació de María, una virgen.

Esta noche es diferente a todas las otras noches. En ella ha nacido el Mesías. Desde su concepción el niño ha crecido. Este niño es tanto Dios como hombre. No una parte Dios y otra parte hombre. No es un hombre revestido con el poder de Dios. Tampoco es Dios que aparentemente se reviste en forma de hombre. NO, es completamente Dios y completamente hombre. Es Dios-hombre y Dios-hijo: Dios venido en carne, Dios que ahora toma forma de hombre.

En la carta a los Hebreos 10:5 dice:”Cuando Cristo entró en el mundo dijo: sacrificio y ofrenda no quisiste, más me preparaste cuerpo”. Dios Padre preparó un cuerpo a Dios Hijo para nacer en él, para que de esta forma pudiera cumplir la voluntad del Padre y salvar a la humanidad. En la epístola a los Filipenses 2:6-7 dice que Jesús en el cielo era la imagen de Dios, pero que “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. Él, Dios, fue verdaderamente hombre. Sólo Dios puede salvar. Aún Jesús como hombre a pesar de estar lleno de Dios nunca podría salvar a la humanidad. Fue el Salvador que nació aquella noche en Belén. Él descendió del cielo (Efesios 4:9) para poder llevarnos al cielo. Y cuando María y José miraban la cara del indefenso e inocente Niño veían en Él el rostro de Dios. ¡No es de extrañar que aquella noche fuera una NOCHE SANTA!

Ulf Ekman


ORACIÓN: Padre. Permíteme comprender y valorar el gran milagro de la encarnación. Gracias porque viniste a mí en Cristo, para que yo pueda ir a ti por medio de Él. En Su Nombre ¡AMÉN!

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