“…Y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” Efesios 6:17b.
La mayor parte de la armadura es para la defensa, la armadura protege. La
espada es por ello un arma de ataque. Es para que de forma activa ir al
encuentro del enemigo y aniquilarle. Dentro de este ejemplo la Palabra es el
arma. La Palabra según la Biblia es mucho más que eso. Es comida, es el
fundamento sobre la roca entre otras cosas. Pero aquí es un arma y con un
arma se lucha. Pablo explicó esto en 2ª de Corintios 10:4 donde dice:”
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas
en Dios para la destrucción de fortalezas”.
La Palabra no es un arma para una guerra carnal contra otras personas o
entre otros creyentes, sino un arma que desintegra la mentira, el orgullo y
los infundios que se levantan contra el conocimiento de Dios. La espada del
Espíritu es de doble filo. Un filo está enfocado hacia ti mismo cuando la
usas. Está bien afilada y penetra de forma que revela lo que hay en el
corazón y divide entre el alma y el espíritu. Del alma proviene lo humano,
que tiene buena apariencia pero su raíz no está en Dios, por tanto, no le
da la gloria. La Palabra es juez sobre la intención del corazón y los
pensamientos, realizando un corte efectivo para separar lo que no es de
Dios.
Cuando Satanás tentó a Jesús él respondió:
“Escrito está” (Lucas 4).
Él
usó la Palabra como una espada y el enemigo tuvo que retroceder. La
Palabra de Dios es la revelación y ésta rompe a fondo todo lo errático y
falso del pensamiento que circula, ayudándonos a poner bajo la obediencia
a Cristo nuestros propios pensamientos, planes, ideas, ambiciones y
motivos.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Gracias Señor porque me has dado una espada para
usarla. Es la espada del Espíritu, no la mía. Por medio del Espíritu
Santo viene a ser un arma poderosa que me da grandes victorias. En
el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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