LA RENOVACIÓN DE LA MENTE
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de larenovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea
la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2.
Aunque nuestra naturaleza es nueva debido a nuestro hombre interior,
nuestra mente debe ser renovada. Cuando Dios hace algo en nosotros
nuestra mente no siempre nos acompaña. Estamos acostumbrados a usarla
erróneamente. Nuestra mente está acostumbrada a tomar información de
nuestros cinco sentidos. Nuestras percepciones sensoriales han influido en
nuestra manera de pensar más de lo que pensamos. Construimos nuestra
vida con la impronta que hemos recibido de este mundo, y nuestro
ambiente es en esencia de este mundo. En el mundo lo normal es la
incredulidad, no la fe. Es natural ser egoísta, no lleno de amor. Es natural
tener miedo, no lleno de esperanza. Es natural ser negativo, no positivo.
Todo ello se encuentra en la esencia de este mundo y en nuestra carne.
Esto significa que cuando empezamos a seguir a Jesús nos dirigimos
justamente en dirección contraria al mundo. En lugar de caminar por lo que
vemos, empezamos a caminar por la fe. En vez de mirar lo externo,
empezamos a mirar lo que Dios nos ha mostrado en nuestro corazón. En
vez de escuchar a todos los que nos rodean, todas sus palabras negativas,
empezamos a atender a la Palabra de Dios. Entonces nuestra mente
empieza a reaccionar contra todo ello. Reacciona inmediatamente antes de
que Su palabra se asiente en el trono (nuestro corazón, el hombre interior)
y nos gobierne. Nuestra mente es limitada. No puede ver todas las
soluciones. Está continuamente limitada por lo que ve, oye y siente. Por
esto tiene que ser renovada, de otra forma vendrá a chocar con nuestra
vida interior. La mente se interpone en el camino a lo que Dios quiere hacer
y le limita. Pero una mente sometida a Dios está abierta totalmente para
recibir nuevas posibilidades.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Gracias Señor porque me ayudas a renovar mi mente
para que no obstaculice tus planes. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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