lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 22 DE AGOSTO


EL BAUTISMO EN AGUA

“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco:

Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?”.

Hechos 8:36

Aquí parece que el eunuco pide ser bautizado. En el versículo siguiente, el

treinta y siete, que por lo general se deja al margen, dice:
“Felipe dijo: Si

crees de corazón, bien puedes…”
Aquí está el punto clave y aquí surge

una batalla espiritual. ¿Cuáles son los requisitos para el bautismo, a quién

se aplica, qué sucede y cómo funciona? Esto ha inquietado las mentes de

muchos creyentes durante siglos. A lo largo de la historia de la Iglesia se ha

debatido el bautismo. Las luchas han sido arduas y las personas han llegado

a matarse por esta causa. Es por eso que no debemos de tomarlo a la

ligera.

San Agustín dijo del bautismo:
“Es una señal externa de una gracia

interna”.
El agua del bautismo no es diferente de cualquier otra agua, pero

por estar cubierta por la Palabra de Dios y Sus promesas viene a ser

diferente. ¡La Palabra hace de la acción externa y del agua corriente un

medio de gracia! Es un acto simbólico en el que Dios está presente por Su

Espíritu. Es por esto que el bautismo es importante y no debe ser ignorado.

Todo lo que Dios hace es por gracia y recibido por la fe.
Por causa de

que Dios está presente en el bautismo debe ser recibido por la fe.

Una vez que el evangelio ha sido hecho realidad en la vida de una persona,

sea viejo o sea joven, el bautismo toma actualidad para realizarse. El

bautismo es para aquel que es creyente en Jesucristo y a quien debe

administrarse. El bautismo no salva. La fe salva y obedece el mandato de

Dios de permitir ser bautizado como una consecuencia de lo que Dios ya ha

hecho en mi interior. El bautismo no otorga justificación alguna, no realiza

el nuevo nacimiento, sino que el que ha nacido de nuevo, es el que
recibe

de
Dios en el bautismo
. Se despoja de su vida vieja que ha quedado

enterrada y continúa adelante en una nueva naturaleza y una nueva vida en

Cristo Jesús.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Gracias Señor por mi bautismo. Gracias por lo que hiciste

conmigo en el bautismo. Ayúdame a vivir partiendo de la realidad de

mi bautismo, la salvación en Cristo Jesús. En Su Nombre
¡AMÉN!

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