“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco:
Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?”.
Hechos 8:36
Aquí parece que el eunuco pide ser bautizado. En el versículo siguiente, el
treinta y siete, que por lo general se deja al margen, dice:
“Felipe dijo: Si
crees de corazón, bien puedes…”
Aquí está el punto clave y aquí surge
una batalla espiritual. ¿Cuáles son los requisitos para el bautismo, a quién
se aplica, qué sucede y cómo funciona? Esto ha inquietado las mentes de
muchos creyentes durante siglos. A lo largo de la historia de la Iglesia se ha
debatido el bautismo. Las luchas han sido arduas y las personas han llegado
a matarse por esta causa. Es por eso que no debemos de tomarlo a la
ligera.
San Agustín dijo del bautismo:
“Es una señal externa de una gracia
interna”.
El agua del bautismo no es diferente de cualquier otra agua, pero
por estar cubierta por la Palabra de Dios y Sus promesas viene a ser
diferente. ¡La Palabra hace de la acción externa y del agua corriente un
medio de gracia! Es un acto simbólico en el que Dios está presente por Su
Espíritu. Es por esto que el bautismo es importante y no debe ser ignorado.
Todo lo que Dios hace es por gracia y recibido por la fe.
Por causa de
que Dios está presente en el bautismo debe ser recibido por la fe.
Una vez que el evangelio ha sido hecho realidad en la vida de una persona,
sea viejo o sea joven, el bautismo toma actualidad para realizarse. El
bautismo es para aquel que es creyente en Jesucristo y a quien debe
administrarse. El bautismo no salva. La fe salva y obedece el mandato de
Dios de permitir ser bautizado como una consecuencia de lo que Dios ya ha
hecho en mi interior. El bautismo no otorga justificación alguna, no realiza
el nuevo nacimiento, sino que el que ha nacido de nuevo, es el que
recibe
de
Dios en el bautismo
. Se despoja de su vida vieja que ha quedado
enterrada y continúa adelante en una nueva naturaleza y una nueva vida en
Cristo Jesús.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Gracias Señor por mi bautismo. Gracias por lo que hiciste
conmigo en el bautismo. Ayúdame a vivir partiendo de la realidad de
mi bautismo, la salvación en Cristo Jesús. En Su Nombre ¡AMÉN!
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