miércoles, 3 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 9 DE JUNIO


MUERTOS CON CRISTO

“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado

juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea

destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” Ro. 6:6.


Para vivir con Cristo debemos morir con Él. Jesús no solamente murió


por

nosotros, Él murió también con nosotros. Cuando aceptamos lo


que Él hizo por nosotros, morimos con Él. Tú mueres a todo lo que

anteriormente te tenía cautivo. A una persona muerta no se le acusa,

ni se le sienta frente a un tribunal o se le juzga. Una persona muerta

no contesta a la calumnia, a la bofetada verbal, o al chismorreo o

difamación. Una persona muerta no siente las patadas que le infieren.

Una persona muerta no tiene necesidad alguna de estar en el centro,

tener poder o autoridad de forma carnal. Una persona muerta no

tiene realmente necesidad de nada. Está muerta. Esto es lo que

somos

en Cristo.


La solución para el problema del pecado, el mundo y el diablo es el

morir a todo ello. Pero cuando morimos recibimos vida. Una vida

totalmente distinta. Ahora ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí. Y la

vida que ahora vivo, la vivo en la fe del Hijo de Dios. La nueva vida

viene de Dios. Yo soy nacido del cielo. Por eso la nueva vida

pertenece a Dios. Dios tiene la prerrogativa sobre ella, yo no puedo

tenerla. Él determina todo lo relativo a ella, yo no puedo hacerlo. No

vivo más para mí mismo, sino en Cristo, por Cristo y mi nueva vida

es Su vida. En Él hay una vida que es maravillosa, ilimitada, plena de

amor y divinamente centrada. Estar unidos a esta vida es ser

cristiano y bíblico en todos los sentidos.


ORACIÓN: Gracias Señor porque tenías una solución para el

problema de mi pecado: morir a todo ello. Gracias por esta

nueva vida. Yo la vivo por ti, en Cristo. En el Nombre de Jesús

¡AMÉN!

Ulf Ekman

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.