miércoles, 3 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 10 DE JUNIO

LA CARNE - TU ENEMIGO


“Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que

vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la

carne moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de

la carne, viviréis” Ro. 8:12-13.



Hemos encontrado al enemigo, ¡somos nosotros mismos! El enemigo

no está fuera de nosotros, sino en nosotros. Pablo habla mucho

acerca de la carne. Cuando hemos recibido a Cristo somos una nueva

criatura en nuestro hombre interior. Pero también tenemos un

hombre exterior. Es la carne. La carne es la parte de tu personalidad,

de tu vida, que no quiere rendirse a Dios. La carne no es salva. Y esto

se deja sentir. De la carne, no de tu recién nacido corazón, vienen las

tentaciones, egoísmos y todo aquello que quiere estorbarte. Pablo

dice que la mente carnal es enemistad contra Dios. Es muy

importante que no minimicemos la existencia del pecado. Pero es aún

más importante que realcemos la victoria de Jesús. Hemos recibido

algo nuevo. La nueva vida es más fuerte que la vieja. Si abunda el

pecado, sobreabunda la gracia. En el bautismo enterramos al hombre

viejo.

En el cielo nos despojaremos de la carne, el actual hombre externo.

Hoy tenemos un hombre nuevo en nuestro interior, pero vamos

arrastrando y luchando diariamente en contra de nuestra carne. No

podemos salvar nuestra carne o santificarla. Tenemos victoria sobre

ella por medio de vivir en el Espíritu. No estamos obligados a

obedecer la carne. Es como si paseásemos por una avenida comercial

llena de escaparates. Está todo ahí, tú no puedes evitarlo, pero no

tienes por qué entrar a comprar nada. La carne continuamente viene

con sus ofertas. Se estimula con el espíritu de este mundo, pero no

estamos obligados a obedecerla. Por el contrario, si le cerramos la

puerta, comenzamos a vivir otra vida:

la vida del Espíritu.



ORACIÓN:
Gracias Señor porque me has dado poder para estar

en contra de los impulsos carnales de mi vida. Ayúdame para

no tropezar en ellos cuando me asalten o ser vencido por

ellos. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

Ulf Ekman

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