EL REINO DE LOS CIELOS ES SEMEJANTE A UNA PERLA
“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que
busca buenas perlas,
46que habiendo hallado una perla, fue y vendió
todo lo que tenía, y la compró”.
Mateo 13:45-46
En sus enseñanzas Jesús continuamente vuelve al tema del reino de los
cielos. No es nada raro, Él mismo vino de ese lugar. El cielo es Su origen
eterno, Su lugar de residencia, Su justo elemento. Allí tenía que regresar,
pero no sólo. Él vino a la tierra para llevarnos al cielo. Él estuvo en uno de
los planetas ocupado por Satanás para liberarlo y situarlo de nuevo en el
orden del reino de los cielos y llenarlo con la gloria de este reino. El sabía lo
que ningún otro sabía. Su ministerio fue el comunicar esto a los que
estaban muertos espiritualmente, sordos, ciegos, paralíticos y por ello,
gente lenta y desinteresada en medio de la hostilidad demoníaca. Por eso
les hablaba en parábolas.
El reino de los cielos es semejante a una perla. Todo el mundo sabe como
luce una perla, que bonita y atractiva es. Es considerada de alto valor y este
valor es duradero. Embellece y adorna a quien la lleva. En esta parábola el
mercader va en busca de una. Las perlas son pequeñas, aún las grandes lo
son, y no son fáciles de encontrar. Se encuentran lejos de la vista humana,
en las profundidades marinas de donde hay que extraerlas. Se crean
debido a que un grano de arena irritante, causa dolor en el interior a una
ostra, la cual para protegerse a sí misma construye una capa de madreperla
alrededor del grano.
Cuando Jesús vino al mundo su sufrimiento produjo una apertura al reino
de los cielos para todo el que crea en Él. No es de extrañar que cada puerta
de los cielos por las que vamos a entrar esté hecha de una perla gigante.
Su sufrimiento no solo la ha producido, sino también la ha abierto para
nosotros. La perla representa lo precioso que es el reino, su alto precio,
pero también lo hermoso, precioso y atractivo que es para cada uno que lo
busca. Y
“el que busca, halla”.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Señor, gracias porque hiciste tu reino tan precioso,
atractivo y asequible para mí. Su precio para mí es ¡mucho más bajo
que su precio real! En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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