lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 14 DE AGOSTO


EL REINO DE LOS CIELOS ES SEMEJANTE A UNA PERLA

“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que

busca buenas perlas,
46que habiendo hallado una perla, fue y vendió

todo lo que tenía, y la compró”.

Mateo 13:45-46

En sus enseñanzas Jesús continuamente vuelve al tema del reino de los

cielos. No es nada raro, Él mismo vino de ese lugar. El cielo es Su origen

eterno, Su lugar de residencia, Su justo elemento. Allí tenía que regresar,

pero no sólo. Él vino a la tierra para llevarnos al cielo. Él estuvo en uno de

los planetas ocupado por Satanás para liberarlo y situarlo de nuevo en el

orden del reino de los cielos y llenarlo con la gloria de este reino. El sabía lo

que ningún otro sabía. Su ministerio fue el comunicar esto a los que

estaban muertos espiritualmente, sordos, ciegos, paralíticos y por ello,

gente lenta y desinteresada en medio de la hostilidad demoníaca. Por eso

les hablaba en parábolas.

El reino de los cielos es semejante a una perla. Todo el mundo sabe como

luce una perla, que bonita y atractiva es. Es considerada de alto valor y este

valor es duradero. Embellece y adorna a quien la lleva. En esta parábola el

mercader va en busca de una. Las perlas son pequeñas, aún las grandes lo

son, y no son fáciles de encontrar. Se encuentran lejos de la vista humana,

en las profundidades marinas de donde hay que extraerlas. Se crean

debido a que un grano de arena irritante, causa dolor en el interior a una

ostra, la cual para protegerse a sí misma construye una capa de madreperla

alrededor del grano.

Cuando Jesús vino al mundo su sufrimiento produjo una apertura al reino

de los cielos para todo el que crea en Él. No es de extrañar que cada puerta

de los cielos por las que vamos a entrar esté hecha de una perla gigante.

Su sufrimiento no solo la ha producido, sino también la ha abierto para

nosotros. La perla representa lo precioso que es el reino, su alto precio,

pero también lo hermoso, precioso y atractivo que es para cada uno que lo

busca. Y
“el que busca, halla”.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Señor, gracias porque hiciste tu reino tan precioso,

atractivo y asequible para mí. Su precio para mí es ¡mucho más bajo

que su precio real! En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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