“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” Romanos 1:17.
El ambiente en que vives es más importante de lo que tú crees. En una
atmósfera en la que todos oran, es fácil orar. En una atmósfera en la que
muchos creen en Dios es fácil creer. La atmósfera no es todo, pero facilita.
Cuando el cielo está abierto sobre un lugar la atmósfera es diferente. La
atmósfera también afecta a las personas individualmente. A unos les
produce pesimismo y lo negativo se extiende casi automáticamente a su
alrededor. Es tan tangible que casi se puede tocar.
Lo mismo es la fe. En una atmósfera de fe y confianza la fe se extiende de
persona a persona.
Por fe y para fe, de la fe de uno, hacia la del otro. De
esta manera puede toda una congregación o un lugar, experimentar un
cambio de ambiente. De repente resulta sencillo encontrar soluciones. Todo
parece que ya no es tan difícil. Las posibilidades se manifiestan y la
esperanza de un cambio viene a ser un estilo de vida. La fe se contagia
mucho más que la incredulidad. La mente positiva transmite dinamismo y
alegría, sin que ella misma sea consciente de ello. Nada es más glorioso que
una atmósfera de fe. No es algo eufemístico, no es un optimismo efusivo y
superficial, sino una fuente de alegría y confianza en que Jesucristo aún hoy
tiene todo bajo Su control.
El ojo de la fe ve al Señor y ve que Él no tiene ninguna limitación. Que Él
puede todavía hoy hacer algo de la nada. Él todavía hoy toma algo en Su
mano que no es y hace de ello algo maravilloso. Tal vez este mismo día
alguien necesita sentir esa atmósfera de fe que hay a su alrededor. Esto les
hará la vida más fácil.
Ulf Ekman
ORACIÓN:
Gracias Señor porque la fe es real, tangible y transferible.
Es contagiosa. Gracias Señor por una atmósfera de fe en mi vida, mi
familia, mi congregación y mi ciudad. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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