LA GUERRA ESPIRITUAL
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del diablo.
12Porque no tenemos lucha contra
sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes” Efesios 6:11-12.
Tenemos una posición victoriosa donde estamos sentados con Cristo. A
pesar de ello, debemos estar firmes contra los astutos zarpazos del Diablo.
Tenemos completa victoria
en y por Cristo Jesús. Sin embargo, tenemos
que luchar. Pero no luchamos desde una posición incierta, sino desde una
posición de victoria. La batalla está ganada pero la indisciplinada “tropa” de
ocupación no ha terminado de disparar. La acción de depuración y limpieza
del planeta Tierra y su liberación falta por realizarse y es importante que lo
tengamos en mente teniendo nuestra vista puesta en Jesús. Él tiene la
victoria plena y tiene todo bajo control.
Aún así, debes vestirte de la armadura de Dios. Sin ella serás alcanzado por
las flechas y dardos del enemigo. La armadura te da una protección que sin
ella no la tendrías. Por más leal que un soldado sea a su patria y por más
sacrificado que sea para defenderla, no deja de ser un bocado fácil sino
tiene armas, pertrechos y protección. Es lo mismo en el mundo espiritual.
Aún estando rendidos al amor del Señor debemos obedecer a la
recomendación de vestirnos con toda la armadura, de lo contrario podemos
ser derrotados por el enemigo.
Se está librando una lucha espiritual sobre este mundo entre las potestades
y en el último tiempo se decidirá la batalla. Claro que nosotros conocemos
el resultado, Jesús ha ganado la victoria, pero esto no conlleva que nosotros
nos quedemos de brazos cruzados. Al contrario, Pablo nos exhorta
fuertemente a que tomemos cada arma de que disponemos para
contrarrestar la agresión. A Timoteo le dijo:
“Sufre como buen soldado
de Jesucristo” 1ªTimoteo 2:3.
Ulf Ekman
ORACIÓN: Gracias
Señor, porque Tú me has dado toda la armadura
espiritual que necesito para pelear la batalla que se libra a mi
alrededor. Gracias que Tú victoria es suficiente para mí. En el
Nombre de Jesús ¡AMÉN!
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