“Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase
a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa
del Espíritu” Gálatas 3.14
La bendición de Abraham por Jesucristo. Esto sí que es algo
inmensamente grande. Dios prometió a Abraham que él sería
bendecido, y que en él todo el mundo sería bendecido, no solamente
un pueblo sino todos los pueblos. El poder del pecado, la enfermedad
y la muerte sería quebrantando. En su lugar la justicia, la salud y la
vida se instaurarían. Cuando un hombre es nacido de nuevo, recibe el
Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el que hace de mediador en tu
vida, te sana y tu espíritu te da testimonio de que eres justificado. El
Espíritu Santo te hace ver lo que Jesús ha hecho por ti y lo hace real
en tu vida.
Lo que el Padre ha planificado, el Hijo lo ejecuta por
ti y el Espíritu Santo te lo aplica. El objetivo es que la vida de
Dios, la comunión con Dios, el poder y la revelación de Dios
sean una realidad en tu vida.
Tú has sido llamado a que con la vida de Dios en ti, andes con Él seas
bendecido por Él y experimentes unión en Él. Este restablecimiento
de la comunión con Dios, hace que el desierto florezca. Que en cada
segmento de tu tórrida vida empiece a fluir el agua del Espíritu y las
bendiciones florezcan. Era esto lo que Dios pensó. El que en nombre
del cristianismo parezca que el hombre es bendecido, muestra que
no se ha comprendido ni la obra de Jesús en la cruz, ni la obra del
Espíritu Santo en nosotros.
El propósito es que la bendición de
Abraham venga a ser realidad en nuestra propia vida.
ORACIÓN: Gracias Señor que la bendición de Abraham es para
mí. Gracias porque tu plan es que yo sea bendecido en todas
las áreas de mi vida y venga a ser una bendición total. En el
Nombre de Jesús ¡AMÉN!
Ulf Ekman
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