DEVOCIONAL DÍA 7 DE AGOSTO

AFÉRRATE A TU CONFESIÓN

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra

esperanza, porque fiel es el que prometió”.

Hebreos 10:23

Profesar (

confesar) significa “decir la misma cosa como”. Yo confieso,

(

profeso), tiene que ver con creer, confiar y decir lo que creo. Lo que

creo es Palabra de Dios. Dios habla y yo lo acepto o lo rechazo. Un corazón

humilde está de acuerdo con Él. De un corazón humilde sale un torrente de

palabras que están en línea (

de acuerdo) con la Palabra de Dios. Con otras

palabras:

yo digo lo que Dios dice. A menudo escuchamos lo que Dios

dice, pero lo mismo que el apóstol Pedro durante la tormenta, empezamos

a mirar las olas en vez de mirar a Jesús. El resultado es que nos hundimos.

Las olas de nuestras circunstancias rugen fuertes y ahogan las palabras que

Jesús ha puesto en nuestros corazones. Es por esto que necesitamos

aferrarnos a nuestra buena profesión.

Las promesas de Dios son verdaderas, independientemente de cómo sientas

o veas la situación. Tú eres lo que Él dice que eres. Tú tienes lo que Él dice

que tienes. Tú puedes hacer lo que Él dice que puedes hacer. Tú recibes lo

que Él ha prometido que puedes recibir. Cuando Dios te muestra una

promesa, guárdala en tu corazón y empieza diariamente a confesarla con tu

boca. La salvación viene por la fe del corazón y la confesión de la

boca:

”Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca

se confiesa para salvación” Romanos 10:10.

La palabra salvación

significa también

protección, sanidad y mente sana. Todo esto se hace

realidad en tu vida por la fe de tu corazón y la confesión de tu boca. Mantén

lo que Dios te ha mostrado. Aférrate a lo que Dios te ha prometido.

Confiesa lo que Dios te ha revelado. Cuando se habla a cosas que no

existen, precisamente como si existieran, se realiza lo que debiera ser. La fe

y la confesión crean realidad alrededor de ti.

Ulf Ekman

ORACIÓN:

Gracias Señor porque Tú palabra crea, y mi palabra es

creativa cuando confieso Tu palabra. Ayúdame a retener mi

profesión hasta que Tú palabra sea una realidad en mí. En el

Nombre de Jesús ¡AMÉN!