jueves, 25 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 24 DE AGOSTO

EL PARTIMIENTO DEL PAN-LA EUCARISTÍA


“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”.

Hechos 2:46


En el primer tiempo, la Iglesia celebraba la Santa Cena con frecuencia en el hogar, en las casas, y a veces diariamente y con una alegría exultante. Esta celebración distaba mucho de las ceremonias rígidas y místicas. Para los discípulos era totalmente obvia e importante esta comida de Pacto. Cuando un pacto se cerraba siempre iba acompañado de una comida de compañerismo o amistad a causa de que se había entrado en el pacto. Primeramente existía una señal, un sello. En el Antiguo Pacto era la circuncisión la cual es irrepetible. En el Nuevo Pacto es el nuevo nacimiento que se representa en el bautismo como señal externa de una gracia interna y que también es irrepetible.

Pero Jesús fue más allá. Quería que viviéramos con Él, en Él y por Él. Comiéramos Su carne y sangre: “De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.54El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” Juan 6:53-55.


Jesús es el Verbo que se hizo carne. El Espíritu es la vida que está en la sangre. En otras palabras: debemos comer Su Palabra y beber Su Espíritu. Esto se representa en la Santa Cena, comida que es una imagen de lo intima, continua, diaria y necesaria comunión con Jesús y Su cuerpo que es la Iglesia. La Santa Cena (Eucaristía) se celebra en comunión con otros -comunidad-. El bautismo se realiza en soledad, bajo el agua, al desnudo ante Dios. Cuando repartimos el pan y el vino unos a otros después de haber leído las promesas del Pacto sobre ellos, compartimos a Cristo con los demás por la Palabra y el Espíritu. No es un ritual mágico, sino es la Presencia de Dios. Jesús está presente para darse a Sí mismo a aquel que al participar de la Santa Cena en fe, recibe las promesas junto con el pan y el vino. Las promesas del Nuevo Pacto son todas las bendiciones que pueden hacerse realidad en nosotros, de la misma forma que el pan a través del sistema digestivo se une a nuestro cuerpo físico.

Ulf Ekman


ORACIÓN:
Gracias Señor porque diariamente tienes pan para mí. Por tus promesas soy partícipe de ti y cuando las como, se hacen parte de mí. En el Nombre de Jesús ¡AMÉN!

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