miércoles, 3 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 12 DE JUNIO

SIEMBRA PARA EL ESPÍRITU O PARA LA CARNE

“El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de

esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra

para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna”

Gálatas 6:8-9 (N.V.I).

A veces cuando leemos estos versículos pensamos negativamente. Si

sembramos en la carne segaremos corrupción. Así es realmente. Pero

también está escrito que, si sembramos en el Espíritu cosecharemos

por la eternidad una superabundante vida de Dios. No solamente

tenemos que poner nuestros ojos en la labranza de la carne, sino

también en la del Espíritu. Aquí se escribe con mayúscula la
“E” pero

igualmente, puede ponerse en minúscula
“e”. Entonces puede

referirse a tu hombre interior, a la tierra de labranza de tu corazón.

Esto es, a lo que tú mismo has sembrado. Cuando uno siembra no

obtiene la cosecha inmediatamente. Sea ésta positiva o sea negativa.

Cuando siembras un pensamiento o una palabra, cosechas una

acción. Cuando siembras una acción cosechas una costumbre.

Cuando siembras tus costumbres, cosechas tu personalidad. Tú has

sido formado, no solamente por tus grandes experiencias, sino por

los pequeños actos a los que estabas acostumbrado. Sean estos

positivos o negativos.

Si uno planta un árbol, es fácilmente extraíble cuando todavía es

pequeño. Cuando ha llegado a su crecimiento máximo, su entramado

de raíces es tan grande que se hace imposible desarraigarlo. Hay que

serrarlo. Si tú cultivas buenas costumbres, siembras la Palabra de

Dios, buscas a Dios y sirves desinteresadamente al prójimo, tu vida

espiritual se fortalece de tal forma que el enemigo jamás podrá

desarraigarla. Pero el árbol puede verse frondoso y fuerte

exteriormente, aunque el sistema de enraizado sea superficial, y éste

se cae sólo en la tormenta. Cuando uno siembra o planta siempre

piensa en el futuro, no para el disfrute presente, sino en el día de

mañana cuando surjan los brotes y se vean los frutos. ¡Siembra todo

lo que puedas! Vas a cosechar lo que tú has sembrado. Esto se

aplica mucho más en lo positivo que en lo negativo.

ORACIÓN:
Gracias Señor porque me muestras qué debo

sembrar y cómo debo hacerlo. Tú me muestras también qué

cosecha, por mi siembra en el Espíritu, me has preparado. En

el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

Ulf Ekman

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