lunes, 22 de agosto de 2011

DEVOCIONAL DÍA 25 DE JULIO

LA OBEDIENCIA DE ABRAHAM

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que

había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba”

Hebreos 11:8

La fe es andar sin tener todo listo, seguro y garantizado y sin tener

respuesta a todas las preguntas. La fe trata de lo que Dios ha dicho sin

exigir conocer todo de antemano. Dios no muestra todo Su plan de una vez,

sino paso a paso. Sin saber nada realmente respecto a donde se dirigía,

Abraham se puso en camino. Aquí muchos se quedan atrapados. Es fácil

para nosotros exigir que Dios lo haga a nuestra manera, de forma que nos

sintamos seguros y confiados de forma natural. Queremos ser capaces de

sopesar los pros y los contras y en base a ello decidir si obedecemos a Dios

o no lo hacemos. Dios no quiere esto. Él quiere que confiemos en Él, que Su

bondad fluya en nosotros de tal manera que comprendamos que Él siempre

tiene presente lo mejor para nosotros, independientemente de a dónde nos

dirija. El querer tener las soluciones en la mano y todas las garantías de

antemano, es lo mismo que decirle a Dios que no confiamos en Él.

Cuando Dios habló a Abraham fue tan lleno de esa palabra que la

experiencia de la presencia de Dios y la realidad de este mensaje vino a ser

más importante que todos los detalles del país a dónde se dirigía. Cuando

seguimos a Dios hay realmente cosas que Él no nos cuenta. Después nos

las revela, si le obedecemos y confiamos en Él. Cuando confiamos en Él

desaparece el temor a lo desconocido, y lo incierto deja de ser horrible. Por

el contrario, viene a ser emocionante ver como Dios resuelve problemas

imposibles. Resulta interesante ver los milagros que Dios efectúa para abrir

las puertas que estaban cerradas y que Su voluntad se cumpla. Resulta

glorioso ver las sorpresas que Dios nos depara a la vuelta de la esquina, lo

cual nos demuestra lo bueno que es Él.

Ulf Ekman

ORACIÓN:
Gracias Señor porque cuando Tú sostienes mi mano noto

la confianza que necesito. Entonces no preciso saberlo todo, si no

aprender a conocerte mejor. En el Nombre de Jesús
¡AMÉN!

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